Asia, motor regional en el mundo, debe establecer bajo el consenso regional sus propias reglas económicas.
En el marco de un proceso de transformación estructural en China, desafiado por la sobrecapacidad en algunos sectores, deudas millonarias de gobiernos locales y remuneraciones magras en las inversiones, el riesgo de un mayor debilitamiento en la interdependencia económica chino-asiática crece alarmantemente.
Pese a las suspicacias que pululan en Asia, la interdependencia económica, ahora debilitada por razones exógenas y endógenas, ha mantenido las pasiones nacionalistas bajo control, al tiempo que ha colocado a la región como figura protagónica del desarrollo mundial. En los momentos más caóticos de la crisis financiera internacional, Asia se mantuvo estoicamente como motor del crecimiento mundial.
Hoy, la interdependencia económica de Asia atestigua un momento de fragilidad, desencadenado por una desaceleración en el desempeño económico mundial, en el que China ha disminuido por cuarto año consecutivo su dependencia comercial con el resto de las economías del continente asiático.
El Foro de Boao para Asia 2016, celebrado del 22 al 25 de marzo, concluye con una propuesta de asociación para la cooperación financiera en Asia, orientada a estimular los mercados, y principalmente, a la consolidación de una base que prevenga e impida momentos de agitación financiera regional.
En Asia es fundamental fomentar la cooperación interregional y hacer de ella, a su vez, la base del crecimiento. En un continente en el que las pasiones están a flor de piel, es esencial el fortalecimiento de los mecanismos de diálogo y cooperación, y su consolidación como cuerpos colectivos con funciones a perpetuidad, en donde la resolución pacífica de controversias garantice un entorno propicio para el mantenimiento de la vitalidad en Asia.
Un continente que alberga al mayor número de economías emergentes, no puede, bajo ninguna circunstancia, establecer sus planes en atención a los lineamientos de países en otras regiones o continentes. Esto es, Asia, motor regional en el mundo, debe establecer bajo el consenso regional sus propias reglas económicas.
Uno de los temas que han relucido en el Foro de Boao para Asia es del Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional, que de concluirse sus negociaciones en este 2016, será la base de una fuerza colectiva que enfrente las oscilaciones de la economía mundial, y sobre todo, que impulse la integración y el desarrollo regional.
Otro tema de trascendencia regional e intrarregional mencionado en Boao ha sido la iniciativa de la Franja y la Ruta, una opción en el que una comunidad de naciones edifican las condiciones para impulsar su capacidad industrial, para actualizar sus infraestructuras y para incorporarse en líneas de producción.
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras refleja la intención que prevalece en esa región del mundo para cooperar y buscar conjuntamente soluciones a los problemas más apremiantes. Las energías deben orientarse a satisfacer las necesidades financieras de los países de Asia, fortaleciendo la conectividad y las infraestructuras, bases de la integración regional.
La vitalidad de Asia no puede entorpecerse con nacionalismos o pasiones desbordadas, sino que, bajo un marco de cooperación, diálogo y paz, debe garantizarse una base que permita una vitalidad sostenible a largo plazo, haciendo de Asia un motor de crecimiento que rebase la temporalidad y se incorpore al terreno de la sostenibilidad.