La transformación de China

Por Liz Vargas

Profesora de la Universidad de Estudios Internacionales de Beijing

 

China sigue siendo el asombro casi mítico, las leyendas que van de boca en boca por el mundo, el sueño distante de muchas personas que en diferentes lugares del mundo perciben el influjo de esta tierra. Aqui las piedras cuentan historias y la inmensa tradición literaria es de las más antiguas del mundo. Desde su periodo clásico en la filosofía entre los siglos VII y III a.n.e. en que surgieron decenas de escuelas como la legalista, la confuciana y la taoista hasta nuestros días la educación se ha convertido en un proyecto de futuro en constante evolución. Ahora disfrutamos en lengua española de Las Analectas de Confucio, el Daodejing de Lao Zi o de El arte de la Guerra de Sun Wu.

El invento del eunuco Cai Lun que creo en el año 105, el papel de fibras vegetales hecho con corteza de árbol, red de pescar deteriorada, trapos y retazos de cáñamo cambió el curso de la humanidad. Ni las más avanzadas tecnologías de nuestro tiempo han podido cambiar el protagonismo del papel que recoge la memoria del mundo en todos los idiomas. Creo que existe un desconocimiento profundo en occidente sobre el sistema educacional de China por eso quiero aportar algunos elementos sobre este tema. Con la politica de reforma y apertura China ha creado el mayor sistema educativo del planeta, en este país vive la mayor cantidad de personas que reciben educación en el mundo.

Al sistema de eduación preescolar le siguen nueve años de educación obligatoria, la enseñanza secundaria superior común o vocacional y la enseñanza superior. La enseñanza para adultos funciona de diversas formas. Para un país de las dimensiones de China los primeros años de enseñanza son imprescindibles para el futuro, por esa razón se ha implantado en todas las zonas urbanas y rurales la educación obligatoria gratuita. El reto principal es resolver el problema de la desigual distribución de los recursos para la enseñanza obligatoria, priorizando las zonas rurales, de minorias étnicas, fronterizas y las más pobres.

La enseñanza no obligatoria también ofrece oportunidades a los jóvenes para su mejor desarrollo profesional. Por ejemplo existe un régimen de becas y subsidios que incluye becas estatales, becas estatales de estímulo, préstamos estatales para estudios, subsidios estatales mediante trabajo, reducción y exención de gastos escolares y otras formas.

El acelerado desarrollo de la urbanización y la industrialización de China ha incluido el traslado de una gran parte de la población rural hacia las grandes ciudades y los hijos de esos trabajadores también necesitan educación. Es un problema cuya solución se vuelve cada vez más compleja. Como las leyes y reglamentos del gigante de Asia garantizan el derecho de los discapacidtados a la eduación también corresponde tomar medidas para que los hijos de los obreros de origen campesino tengan acceso a las oportunidades que ofrece la educación.

El estado destina una sexta parte de sus ingresos fiscales a la educación. El Esquema de Planificación Estatal de la Reforma y Desarrollo Educativos a largo y mediano plazos(2010-2020) constituye el primer documento de su tipo en China en el siglo XXI que plantea de forma general la reforma y el desarrollo de la educación en el país. Más allá de las cifras se pretende popularizar la educación y garantizar una educación de equidad que beneficie a todo el pueblo chino. Una sociedad en vías de desarrollo precisa de un personal más calificado.

Para convertir a China en un país de referencia a nivel mundial también se han abierto las puertas de las universidades a estudiantes extranjeros. Es el país con mayor cantidad de estudiantes en el exterior que en el año 2012 recibió a 330.000 estudiantes extranjeros de más de 200 países y regiones del mundo. Las autoridades esperan que para el año 2020 dicha cifra llegue a 500.000, lo que convertirá a China en el principal destino para estudiantes extranjeros de Asia.

Puentes de comunicación y cultura se han abierto con la presencia de los estudiantes chinos en el exterior y de estudiantes extranjeros en China. Artes y tradiciones del gigante de Asia satisfacen la curiosidad de los extranjeros que se identifican con una cultura milenaria que ha realizado grandes aportes a la humanidad. El gobierno ha expresado su interés en que expertos extranjeros de primer nivel vengan a China a colaborar en la enseñanza, la investigación científica y la administración.

Los convenios de colaboración científica y tecnológica de China con más de cien países y regiones del mundo y su incorporación a más de mil organizaciones de cooperación internacional en ciencia y tecnología vaticinan un futuro promisorio para el país. Más de 200 científicos chinos desempeñan cargos directivos en organizaciones internacionales de dicho sector.

Precisamente de ese intercambio nace el creciente interés por estudiar el idioma chino. En 2004 se crea el primer Institutcio Confucio, entidad sin fines de lucro que tiene como misión enseñar el idioma chino y trasmitir la cultura china. Hasta 2013 existían 420 instituciones de ese tipo y 591 salas Confucio en más de 113 países y regiones del mundo.

Aprender el idioma chino es abrirse a otra cultura, a un mundo multiétnico que precisa del uso de mucha energía y pasión. El chino es el dioma oficial del país y los caracteres chinos constituyen la escritura oficial. Cincuenta y seis etnias conviven en armonia, de ellas 53 poseen idioma propio. La Han(mayoritaria), la Manchú y la Hui comparten el idioma y escritura oficial de la nación. En los centros docentes donde el estudiantado pertenece a minorias étnicas las clases se imparten en su lengua pero también se enseña idioma chino con su escritura correspondiente.

Los caracteres chinos constituyen un sistema ideográfico y también la escritura ideográfica más antigua del mundo, su aparición se remonta hasta hace 4.000 años. Aprender chino es pues un reto para personas inteligentes y dispuestas a hablar uno de los idiomas más longevos del planeta. Conocerlo es identificarse con su cultura, sus costumbres, su modo de vida y formas de comportarse y negociar.

China es para mí la oportunidad de conocer algo nuevo, de adentrarme en las leyendas antiguas aún sin saberlo, de compartir con mis amigos chinos las exquisitas visiones de sus paisajes, sus monumentos impresionantes y los sabores de su gastronomía. Sobre todo China tiene la magia de un pueblo trabajador y amable. Cuando en 1951 el Premio Nobel de Literatura chileno, Pablo Neruda, visitó China dejó para el mundo de habla hispana una imagen de este gran país: “El pueblo chino es uno de los más sonrientes del mundo. A través del implacable colonialismo, de revoluciones, de hambrunas, de masacres, sonrie como ningún otro pueblo sabe sonreir. La sonrisa de los niños chinos es la más bella cosecha de arroz que desgrana la gran muchedumbre”.

Después de todos estos años trabajando y viviendo en China estoy convencida de que el desarrollo educativo promoverá la transformación de China del país con mayor población del mundo en la nación con los mayores recursos humanos del orbe.

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