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spanish.china.org.cn | 04. 11. 2014 | Editor: Eva Yu | [A A A] |
Por Jorge Fernández Montes
La recepción de inversiones y la transferencia de tecnología, objetivos estratégicos que Perú espera establecer con las economías de la Región de Asia-Pacífico, demandan como paso necesario la consolidación de una conectividad con aquellos países y regiones clave para el desarrollo y la modernización del país andino. El reto gira en torno a la construcción de una estructura institucional a nivel gubernamental y popular, sólida y perdurable, que oriente a la consecución de este fin y que dé paso, finalmente, a una nueva etapa de las exportaciones a la otra orilla del Pacífico, distintas a las comercializadas hoy en día, que se caracterizan por su poco o nulo valor añadido.
Perú desplegó una política neoliberal en la última década del siglo pasado, contextualizada por una vertiginosa modernización de la Región Asia-Pacífico y por la conformación de bloques económicos en regiones de Europa y de América, misma que condujo a una vinculación política, económica y comercial con un importante número de países en cada rincón del mundo. A partir de 1998, sus abundantes recursos naturales pasaron a ser parte del dinamismo económico en Asia, principalmente con China, tras la incorporación de Perú en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. En poco tiempo Perú ha divisado la valiosa complementariedad que sus recursos naturales representan para el dinamismo de otras partes del mundo, más si se realizan bajo un marco de bajo proteccionismo comercial.
Y es en esa complementariedad que radica el principal reto a sortear para las estructuras económicas y productivas de Perú. El país andino ha abierto mercados y ha rubricado acuerdos comerciales con Singapur, Japón, Corea del Sur y China, de los cuales salta a la vista la cantidad de insumos no procesados en la estructura exportadora. Nada más con China, que oscila entre el primer y segundo mayor socio comercial, el 95 por ciento de los productos que se exportan están representados por materia prima, de la cual los minerales y la harina de pescado son los principales. El reto está en aprovechar las ventajas que han generado esos acuerdos comerciales e impulsar la plaza de exportaciones de productos no tradicionales. Con China, la Asociación Estratégica Integral ofrece las condiciones de diálogo para impulsar procesos creativos, conducentes a su vez a la diversificación y al cambio de estructuras.
La existencia de un Foro para el diálogo, orientado a encontrar mecanismos que conduzcan a la conectividad, queda potenciado por las asociaciones a nivel bilateral que Perú ha construido a lo largo de su inserción en la economía neoliberal. La conectividad conduce al desarrollo de infraestructuras, pero para ello, primero hay que establecer un sistema institucional sólido y responsable a ambas orillas del Pacífico. La interconectividad de las bolsas de valores está entre los muchos aspectos que podrían materializar la meta de Perú rumbo a un nuevo estadio de su relación con Asia. La revigorización de rutas comerciales para unir a Oriente con Occidente, impulsadas por China, ofrecen un gran potencial para Perú y para otros países, si estos poseen y cuentan con el conjunto de instituciones necesarias para cultivar y cosechar el beneficio que ofrecen estas proyectos.
Pese a los ingentes esfuerzos emprendidos por Perú para vincularse con los estados al otro lado del Pacífico, aún existen profundas lagunas en el campo del conocimiento, desconocimiento que impide proyectar la vasta riqueza cultural y la historia milenaria que el país andino tiene para compartir con los estados del pacífico asiático. El desplazamiento económico a la Región de Asia-Pacífico posiciona estratégicamente a Perú como centro regional de comercio e inversión, no obstante, sin un conocimiento profundo entre los pueblos, incluido el intercambio y el estrechamiento de las instituciones académicas, las dificultades del país andino para estrechar sus vínculos comerciales y políticos se multiplicarán exponencialmente.