Además de la defensa de los enemigos, el tulou se distingue también por su resistencia a los movimientos telúricos, los incendios y el robo, su ventilación y su iluminación. Gracias al adecuado grosor de la pared, el edificio ofrece un ambiente cálido en invierno y fresco en verano. El tulou reflejan la gran sabiduría de los antepasados de los hakkas. Hasta ahora ellos mantienen la costumbre de vivir juntos, única en el país, además de ser hombres sencillos y hospitalarios, lo que atrae a los forasteros, tanto chinos como de otros países.