Una España por descubrir en la Expo Shanghai

Por Rocío Huang

 

Para muchos chinos, España es sinónimo de romanticismo. Los símbolos y estereotipos no han cambiado mucho después de tantos años, desde que los chinos comenzaron a saber de un país que se llamaba España: Flamenco, toros, Picasso, Dalí... Y luego el aceite de oliva, y poco a poco el Real Madrid, el jamón, Penélope Cruz...

Pero parece que el conocimiento no acaba de profundizarse por alguna razón. Los estereotipos tradicionales, sin duda, son los clásicos que se popularizan en todo el mundo, mientras que la modernización de este país no tan remoto geográficamente como Estados Unidos nunca ha logrado una resonancia comparable a la de los norteamericanos en China. Por supuesto, es obvio que por cuestiones económicas: con el poder que le da el dinero, Estados Unidos se ha convertido en un supergigante que mete bajo sus pies a todo el planeta. Pero tampoco se puede negar que se trate de una falta de esfuerzos por parte de los gobiernos y de los medios.

Lo mismo le ocurre a China con el exterior: en las mentes de los extranjeros permanece siempre el Kungfú, Bruce Lee, Tian’anmen, el pato laqueado, y luego los nuevos ricos, que asombrosamente encienden con su dinero en todo el mundo, y el Tíbet y Xinjiang, que paracen siempre inquietos, y los Juegos Olímpicos, que gastaron presupuesto de manera increíble...

Afortunadamente los gobiernos se han dado cuenta de ese problema, y van renovando sus conceptos de la imagen y la promoción. España ha reaccionado mucho mejor que China en este sentido, y mejor que muchos otros países desarrollados. Es el país que inverte más en la difusión de su cultura, comparado con su situación económica no tan prominente. Las numerosas exposiciones y actividades organizadas por el Instituto Cervantes que han instalado en más de 30 países no hispanohablantes, los premios internacionales para difundir su idioma y los prestigiosos premios en el ámbito de la literatura hispánica, los apoyos a los artistas y cineastas... Con todo esto, España ha construido frente al mundo una imagen muy artística, muy creativa, y claro, muy cultural. Sin embargo, se mantiene ligada a lo tradicional.

Pero quizás ya llega la hora para dar el segundo paso. España se ha desarrollado mucho y quiere dar a conocer al mundo su cara modernizada. Tiene industrias muy avanzadas en energías renovables, tiene un sector del diseño y de la construcción de niveles muy altos, tiene una industria de la moda con influencia no menor que las de Estados Unidos y Francia, posee una industria del turismo muy madura...

Por lo tanto, la Expo de Shanghai será una oportunidad ineludible para un país como España, que ofrece una enorme escena directamente frente a una población de más de mil trescientos millones de personas. Cómo mostrar la modernidad del país surge como un tema que bien merece un buen estudio. Una bailarina de flamenco vestida con minifalda, que aparece en la primera sala del pabellón de España, quiere transmitir el concepto de modernidad -aunque corre el riesgo de ser malentendido como meramente sexy.

A pesar de las formas discutibles de la interpretación, España es muy consciente de que la modernidad realmente no tiene nada que ver con el dinero de que dispone el gobierno. En este sentido China tiene que aprender mucho de España. Ya todo el mundo sabe que las exhibiciones de Estados Unidos, que es reconocido como el país más moderno, fueron financiadas con fondos privados, mientras que Arabia Saudí nunca será considerada moderna sólo por la cifra asombrosa que gastó en su pabellón en la Expo Shanghai.

España ha hecho un buen trabajo equilibrando los gastos y los resultados. Como dice María Llinares, consejera de la Embajada de España en China, un concierto de Plácido Domingo no va a cambiar el punto de vista de los chinos hacia España, pero una exposición de seis meses sí. Por lo tanto, España ha quitado todo aquello que resulta superfluo y con menos eficiencia, ahorrando una gran cantidad del dinero de los contribuyentes españoles.

Lo contradictorio y lo desafortunado consiste en que China, que se ha convertido casi en un enemigo público por su estremecedor y veloz desarrollo, se granjea como siempre una mala reputación y fuertes críticas inesperadas (o esperadas, pero ignoradas por su parte) por malgastar fondos en una Expo ‘verde’ que se supone versa sobre la eficiencia medioambiental.

Cuando volvemos a la modernidad, quizás su mejor interpretación se halla en el Pabellón de Madrid, situado en la zona de Ciudades con Mejores Prácticas Urbanas, que se concentra muy específicamente en la modernización de las ciudades. La Casa de Bambú y el Árbol de Aire, aunque sólo son dos ejemplos a escala limitada, ya bien reflejan la actualidad de las industrias renovables en España, por lo menos mejor de lo que lo hacen algunos espectáculos. Mientras, en el pabellón de España, parece haber pocas participaciones de la industria de las energías renovables, un sector con el que España realmente tiene una presencia muy importante en China y en todo el mundo, como Ferroatlántica del Grupo Atlántico, que es el mayor de su tipo y ya se ha instalado en la provincia de Sichuán de China; e Iberdrola, que es uno de los cuatro primeros de la industria de energías limpias, así como también EHN, que ya tiene cooperación abierta con el Instituto de Ingenería de China...

Se suponía que éstas jugarían los papeles principales en una Expo bajo el tema del desarrollo sostenible, en lugar de las exposiciones sobre baile o las muestras multimedia. Las empresas del sector de las renovables, aunque no se pueden presentar directamente con sus productos en la Expo, pueden mostrar al público cómo van a hacer mejorar a la ciudad y la vida de sus habitantes con las tecnologías que disponen.

De todas formas, España es un país por descubrir para los chinos, o quizás para todo el mundo. La Expo de Shanghai espera un número de visitantes de 70 millones durante sus 184 días de duración. Y 30 mil visitantes al día están previstos por el pabellón de España. Sin duda será la muestra más directa y más amplia de todas las celebradas en la historia humana. Aprovechándola, probablemente el pueblo chino va a descubrir una España desconocida hasta ahora.

Palabras clave : España Expo Shanghai

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