Las mujeres tibetanas de hoy día ya dejan de ser amas de casa atadas por los quehaceres domésticos. Cada vez más de ellas toman activa parte en la campaña de construcción socialista, que les ha permitido realizar valor personal y compartir los frutos del progreso social.
Llevan enérgica participación y deliberación en los asuntos estatales. Antes de la liberación, las mujeres tibetanas, sometidas a la discriminación y la opresión, no tenía ni un mínimo derecho a la palabra en los asuntos políticos. Sin embargo, en hoy día, tanto su posición social como su fisonomía espiritual han experimentado cambios radicales. Ya se convierten en el dueño de la sociedad disponiendo de los derechos igual como los hombres en sentidos político, económico, social, cultural, familiar y en otros aspectos sociales.
Se ha elevado su posición en la producción social. Antes de la liberación pacífica de Tibet, las mujeres locales casi no tenían sus propios medios de producción ni la libertad personal. Con la liberación, ellas ya gozan de la libertad en la producción y el empleo. Sobre todo a partir de la reforma y la apertura, viene surgiendo en Tibet un gran número de empresarias quienes han acumulado la riqueza a través de trabajo legítimo y poseen ya imprescindibles materias productivas. A la vez, más administradoras y obreras juegan activos papeles en la primera línea de la producción agrandando y robusteciendo de forma constante el contingente de ellas. Hasta el año 2008, los trabajadores en Tibet totalizaron 280.000, de los que el 40%, o sea 112.000 son mujeres, cifra que demuestra que las mujeres ya “sostienen la mitad del cielo”.
Se han mejorado obviamente sus cualidades integrales. En la sociedad vieja, por no contar con la oportunidad de estudiar en la escuela, más del 90% de las mujeres tibetanas resultaban ser analfabéticas. Tras la fundación del nuevo Tibet, la educación en este lugar se desarrollan rápidamente. En los años 80 del siglo pasado, empezaron a organizar grupos para estudiantes tibetanos 16 provincias y municpios interiores del país, con lo que se estimulaban consideradamente las iniciativas para el estudio de hijos de los campesinos y pastores. Actualmente, la tasa de ingreso al estudio de niñas de edad apropiada ya alcanza los estándares establecidos por el país y la región autónoma y han obtenido notables elevaciones la cualidad cultural y las cualidades en otros aspectos de las mujeres tibetanas.