Las pérdidas económicas por el calentamiento global en América Latina podrían implicar, en el año 2100, un gasto acumulado de 73.000 millones de dólares, informó hoy en Cancún la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Dicho costo estaría relacionado con el impacto que tendría el cambio climático en cuatro áreas: agricultura, recursos hídricos, biodiversidad y aumento e intensidad de huracanes, y tormentas tropicales, principalmente en Centroamérica, el Caribe y la región andina.
Al presentar este miércoles el informe "La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe 2010" en la 16 Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP16), la Cepal consideró que el calentamiento global en este siglo condicionará el desarrollo económico de la región.
El informe, presentado por la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, estimó que el gasto acumulado de 73.000 millones de dólares para 2100 significaría la perdida del 1 por ciento del PIB de la región.
Además, estimó que las perdidas por el cambio climático serían equivalentes a casi el doble del presupuesto que destinan los gobiernos de América Latina a la investigación y desarrollo, y del presupuesto que tiene la mayoría de ministerios del medio ambiente en toda la región.
De acuerdo con investigadores de dicho organismo, a pesar de que la región es la segunda que menos emite gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo, con sólo el 12 por ciento de las emisiones globales, es una de las latitudes más expuestas a los eventos climáticos extremos.
Esto, por su vulnerabilidad al aumento de la temperatura, modificaciones en los patrones de precipitación, reducción de la criósfera (superficie de la Tierra cubierta por hielo), alza del nivel de mar, sequías, inundaciones y huracanes.
Por ello, según Bárcena, "se requiere un reforma profunda de los mercados globales, para que funcionen correctamente desde el punto de vista del cambio climático, es decir, que actúen a favor de una economía menos intensa en carbono", explicó.
Además, esto "requiere una sucesión de pactos público privados de gran alcance y los consensos sociales que los hagan viables", así como una mitigación global seria contra el cambio climático y planes nacionales de adaptación.
Entre los escenarios más pesimistas hacia el fin de este siglo, la Cepal indicó que Belice podría registrar pérdidas equivalentes al total de su PIB del 2008, y que en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú, las tierras degradadas serían de entre 22 y 62 por ciento de su territorio.
Centroamérica, explicó el estudio, es una región que apenas contribuye con el 0.1 por ciento de las emisiones globales de GEI; sin embargo, es una de las más azotadas por lluvias, terremotos y sequías, lo que al final del siglo XXI podría tener un costo del 15 por ciento de su PIB.
Según la Cepal, dicha situación obedece a que Centroamérica es una subregión altamente vulnerable al cambio climático por su situación socioeconómica, su exposición a eventos extremos y su alta biodiversidad.
Para el año 2100, en esa subregión se prevé un incremento de la temperatura atmosférica y del mar, la reducción y la inestabilidad del régimen de lluvias, el aumento del nivel del mar, las sequías y los huracanes.
Eso tendría repercusiones en la producción, los medios de vida, la salud y la seguridad de la población, además de debilitar la capacidad del ambiente para proveer recursos y servicios vitales, además de que el alza en el nivel del mar provocaría desplazamientos de poblaciones y la pérdida de tierras por inundaciones permanentes.
Por otro lado, desaparecerían los manglares en las costas bajas de Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa y Guyana, y habría un aumento de 3 grados centígrados en la temperatura, lo que provocaría también una caída en las precipitaciones sobre la Amazonía, amenazando la biodiversidad más grande del planeta.
En todo Chile, se prevé un aumento de la temperatura en torno a los 4 grados centígrados y una desaparición importante de glaciares. También se proyecta una reducción de 30 por ciento de las precipitaciones en la zona central del país.
Para Ecuador, se prevé un incremento de temperatura por sobre los 4,2 grados centígrados en promedio, donde las precipitaciones sufrirían importantes modificaciones, con mayor escasez hídrica en algunas zonas de la sierra, pero con incrementos en las áreas costeras.
También se reduciría la capacidad productiva agrícola de algunas zonas del país y de algunos tipos de cultivos, provocando pérdidas importantes de la biodiversidad, su capacidad de almacenamiento de carbono y su oferta hídrica.
En Uruguay, los impactos del cambio climático tendrían un costo acumulado que ascendería a casi 20.000 millones de dólares.
Para elaborar este informe, la Cepal trabajó con la ayuda de los gobiernos de Alemania, Dinamarca, España, Reino Unido, la Unión Europea y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Fin