El presidente Felipe Calderón salió al balcón central de Palacio Nacional, jaló en repetidas ocasiones la llamada "Campana de Dolores" y comenzó a dar el grito con el que México recordó hoy que hace 200 años comenzó su vida como país independiente.
Eran poco más de las 11 de la noche de una noche fresca, sin lluvia, en la que México entró en éxtasis para celebrar el Bicentenario de su Independencia.
"¡Vivan los héroes que nos dieron patria!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva el Bicentenario de la Independencia!, ¡Viva el Centenario de la Revolución!, ¡Viva México!,¡ Viva México!, ¡Viva México!", gritó con fulgor el mandatario mexicano acompañado por todo un país.
Fuegos artificiales, música de mariachi, danzas prehispánicas, un magno desfile en el que apareció el maíz, los charros, las flores, la muerte, las mariposas monarcas, los mitos modernos mexicanos, también Quetzalcoatl (la deidad de la serpiente emplumada) y todos los ritmos de la cultura popular mexicana hicieron las delicias de un público entregado en la plaza de la Constitución, en el centro de la Ciudad de México y a lo largo de tres kilómetros del Paseo de la Reforma por donde se extendieron las festividades.
Todo funcionó con la precisión, como si los días todavía fueran marcados por ese Calendario Azteca o Piedra del Sol, símbolo del tiempo del México precolonial.
La ceremonia para conmemorar aquella noche en la que el cura Miguel Hidalgo dio el grito de guerra para independizarse de la Corona Española, dejó boquiabiertos a los más de 65.000 espectadores presentes en el "Zócalo", que agitaban linternas de luz blanca entregadas por los organizadores, estallaban en aplausos y gritaron el momento tan esperado: ¡Viva el Bicentenario! ¡Viva México!.
México quiso enviar al mundo un mensaje de unidad y limpiar toda esa imagen de violencia que ha salido en las noticias manchadas de sangre por esa cruenta guerra contra el narcotráfico que libra el gobierno mexicano y en la que según cifras oficiales suman 28.000 víctimas.
"Queremos cambiar la imagen de México en el mundo", contó a Xinhua recientemente uno de los responsables artísticos de las celebraciones del Bicentenario, el productor italiano Marco Balich.
Pero su mensaje fue mucho más allá: condensó los 200 años de la historia de México como país independiente, con muchas referencias a su pasado prehispánico y un toque moderno, en el que dijeron al planeta: así nacimos, esto fuimos, esto hicimos y esto somos.
Ric Birch y Marco Balich, ambos directores prestigiados en la escena artística de las aperturas de los Juegos Olímpicos, concibieron un espectáculo a la medida del público mexicano: visual, moderno y dinámico, con mucho regusto de la alegría, rítmico y la festividad que caracteriza al pueblo latinoamericano.
La ceremonia comenzó con una cuenta regresiva con el Zócalo lleno de personas y en penumbra.
Después vino la fiesta: la caravana del magno desfile que recorrió Reforma horas antes pasó enfrente del balcón de Palacio Nacional y la música no cesó.
Le siguió un refinado espectáculo que hizo referencia al "Árbol de la Vida" que se estilaba en las culturas de Mesoamérica; como árbol de muchas ramas que ilustra la idea de la vida en la tierra, los mexicanos demostraron en ellas su amplia cultura.
Posteriormente el izamiento con un grúa de un "Coloso Insurgente" de 20 metros que llegó a la plaza principal del país en piezas acompañando el desfile.
Hasta 7.000 personas, adultos, jóvenes y niños, 5.000 de ellos voluntarios, actuaron en el despliegue artístico, que culminó con el espectáculo "Vuela México" en dónde el acto estelar fue cuando un bailarín quedó suspendido en el aire mientras atrás se dibujaba el nombre de México.
La celebración fue brillante, volar siempre ha ocupado el imaginario colectivo mexicano, así vuelan las mariposas monarcas que recorren más de 4.000 kilómetros para hibernar en México, así vuelan papalotes (cometas) los niños mexicanos para jugar y así vuela "El Ángel de la Independencia" que simboliza para los mexicanos desde hace 200 años la esperanza y la libertad.Fin