Eran poco más de las 11 de la noche de una noche fresca, 15 de septiembre, sin lluvia, en la que México entró en éxtasis para celebrar el Bicentenario de su Independencia.
"¡Vivan los héroes que nos dieron patria!, ¡Viva Hidalgo!, ¡Viva Morelos!, ¡Viva el Bicentenario de la Independencia!, ¡Viva el Centenario de la Revolución!, ¡Viva México!,¡ Viva México!, ¡Viva México!", gritó con fulgor el mandatario mexicano acompañado por todo un país.
Fuegos artificiales, música de mariachi, danzas prehispánicas, un magno desfile en el que apareció el maíz, los charros, las flores, la muerte, las mariposas monarcas, los mitos modernos mexicanos, también Quetzalcoatl (la deidad de la serpiente emplumada) y todos los ritmos de la cultura popular mexicana hicieron las delicias de un público entregado en la plaza de la Constitución, en el centro de la Ciudad de México y a lo largo de tres kilómetros del Paseo de la Reforma por donde se extendieron las festividades.