El Bicentenario de la Independencia de México

Por SHEN YUN’AO*

* El autor fue Embajador de China en México (1996-2001)

 

 

El 16 de septiembre del año en curso se conmemorará el Bicentenario de la Independencia de México. Como amigo del pueblo mexicano, celebraré esta fecha de importante significado para la nación mexicana en el Pabellón de México, dentro de la Expo Universal de Shanghai 2010, junto con los representantes mexicanos.

En las postrimerías del s. XVIII y los inicios del s. XIX, la

Nueva España, como se llamaba en aquel entonces a la mayor colonia de España en las Américas, sufría una grave crisis de gobernabilidad. A pesar de ser un territorio muy rico en recursos naturales, hubo entre 1785 y 1786 una terrible hambruna en la que murieron cerca de 300.000 personas. Entre 1808 y 1809, una grave sequía redujo las cosechas y cuadruplicó los precios de los alimentos.

La desigualdad social era alarmante. Unos 20.000 españoles peninsulares y unos 10.000 criollos privilegiados monopolizaban los cargos de gobierno y controlaban el comercio, las grandes haciendas y las minas de plata y oro, que eran el pilar de la economía colonial. Mientras, unos cinco millones de indígenas y mestizos y la mayoría de los criollos, que llegaban a un millón, eran pobres y no tenían libertad ni bienes económicos. El malestar por el dominio español era generalizado entre esos segmentos de la población.

Por otro lado, el movimiento de la Ilustración en Europa, la independencia de los Estados Unidos en 1783 y la revolución francesa de 1789, surtieron también sensibles efectos en los círculos intelectuales. Como si todo eso fuera poco, la invasión a España por parte de Napoleón Bonaparte en 1807 y las sucesivas abdicaciones de los Reyes de España Carlos IV y Fernando VII a favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón, suscitaron una fuerte discusión en México sobre quién era el soberano y qué tipo de relaciones se debían mantener con España.

Estas circunstancias proporcionaron una oportunidad excepcional para el movimiento independentista de México, surgiendo grupos clandestinos de conjurados en diversas regiones novohispánicas.

En la madrugada del 16 de septiembre del 1810, el cura

Miguel Hidalgo tañó la campana de la iglesia del poblado de Dolores para convocar a los fieles y pronunció un emotivo sermón exhortando al pueblo a sublevarse contra las autoridades españolas. Fue el famoso Grito de Dolores con el que se inició la rebelión armada contra la dominación colonialista de España.

La guerra por la independencia de México duró 11 años. Fue una guerra encarnizada. Se estima que durante la guerra murieron unas 600.000 personas, que representaban la décima parte de la población total de Nueva España.

Muchos precursores del movimiento insurgente de México murieron por la independencia del país, incluidos el propio Miguel Hidalgo, respetado hoy día como el padre de la independencia de México, y sus compañeros de armas Ignacio Allende, José Mariano Jiménez y Juan Aldama, cuyas cabezas fueron cortadas cruelmente por las autoridades españolas y enviadas a Guanajuato para que fueran expuestas en las esquinas de la alhóndiga de Granaditas, lugar donde los rebeldes libraron una enconada batalla, como un escarmiento para los que se atrevieran a unirse a la sublevación.

Pero el heroico pueblo mexicano no se dejó amedrentar por la represión ni por las amenazas. Continuaron el movimiento secesionista José María Morelos, Vicente Guerrero y muchos otros patriotas hasta lograr finalmente la independencia el 27 de septiembre del 1821.

La independencia es un importante jalón en los anales de México, marcando el fin del dominio de España en sus territorios y el inicio del ejercicio de la soberanía estatal propia, con el consiguiente derecho de tratar con otros países en pie de igualdad. Se suprimieron el control del comercio exterior y otras restricciones por parte de la metrópoli. Además, en el proceso de independencia, no sólo se reivindicaba la soberanía, sino también la abolición de la esclavitud, con lo que se crearon las condiciones favorables para el posterior desarrollo económico y social de México.

El pueblo mexicano aprecia la historia y venera a sus héroes patrios, cuyos nombres se hallan inscritos con letras de oro en el muro del Salón Plenario del Congreso Nacional. En el centro de la ciudad de México, por ejemplo, se yergue un imponente y elegante monumento conmemorativo de la independencia: es un lugar sagrado de la nación, donde yacen los restos de los padres de la guerra de independencia. Muchas ciudades y calles mexicanas llevan el nombre de los héroes nacionales. Y también se han erigido innumerables estatuas dedicadas a los paladines de la independencia del país.

El heroísmo, el espíritu de sacrificio y la máxima de “la patria es primero” junto con otros legados de los próceres de la independencia de México, constituyen un tesoro invaluable de la nación con el que se educa a las jóvenes generaciones.

Cada 15 de septiembre por la noche, se conmemora con solemnidad el Grito de Dolores en todo el país y en las misiones diplomáticas mexicanas en el exterior. Durante mi estancia en México, tuve el honor de asistir en 5 ocasiones consecutivas a dichas festividades en el Palacio Nacional.

Ese día, el Palacio Nacional y la Plaza de la Constitución se visten de gala y los mexicanos comunes y corrientes, muchos de ellos con sus familias al completo, procedentes de variadas regiones del país, se reúnen desde horas tempranas con banderas y otros símbolos mexicanos. La famosa campana que tocó Miguel Hidalgo en el poblado de Dolores ahora está colocada en la alta cornisa del balcón presidencial del Palacio Nacional. Cuando el Presidente de turno la hace sonar en memoria del inicio de la guerra de independencia mexicana, proclamando vivas a la patria y a los héroes independentistas, el público en la Plaza de la Constitución, a pleno pulmón, responde al unísono con vivas que estremecen la tierra. Es una expresión concentrada del sentimiento del pueblo mexicano por la patria y por su independencia.

Nunca olvidaré en mi vida esas escenas tan conmovedoras y que hacen bullir la sangre en las venas de los mexicanos. Para mí, eso es lo que más me impresionó de la mexicanidad. Pienso que este fuerte sentimiento nacional y la impresionante fuerza cohesiva de los mexicanos seguramente guardan alguna relación con las agresiones e intervenciones foráneas que sufrieron a lo largo de la historia y constituyen una sólida base para mantenerse independientes al lado de un vecino poderoso.

El camino de México tras obtener la independencia no fue nada fácil. En el flamante país reinaron desordenes, guerras civiles y golpes de Estado durante décadas. El pueblo mexicano tuvo que luchar tenazmente contra la dominación dictatorial, resistir a las agresiones e intervenciones foráneas y superar el atraso económico y social, tan común en los países en desarrollo.

Después de 200 años de arduos esfuerzos y enormes sacrificios de su pueblo, México es hoy día una potencia emergente cuyo Producto Interno Bruto en 2008 ocupa el duodécimo lugar del mundo. México aplica una política exterior independiente y promueve la autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica de los Estados, la no intervención en los asuntos internos de otros países, la solución pacífica de controversias internacionales, la cooperación internacional para el desarrollo y la lucha por la paz y la seguridad internacionales. Es miembro del Grupo de los Cinco (el G5, compuesto por los cinco principales países en desarrollo) y del Grupo de los Veinte (el G20, compuesto por los 20 principales países desarrollados y en desarrollo), participando activamente en las consultas en torno a los asuntos globales.

Tanto China como México son países de brillantes civilizaciones milenarias y han vivido experiencias históricas similares. Entre ambos pueblos existen lazos de amistad que datan de tiempos remotos. En ocasión del bicentenario de su independencia, el pueblo chino se regocija por los éxitos alcanzados por la hermana nación mexicana en la construcción de su país y formula sinceros votos por la prosperidad de México y por la felicidad de su pueblo.

Palabras clave : Bicentenario-Independencia -México

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