spanish.china.org.cn | 19. 10. 2022 | Editor:Lety Du [A A A]

Embajador de Perú: “El ascenso de las cifras con China ha sido fantástico”

Palabras clave: China, Desarrollo, Perú

Luis Quesada, embajador de Perú en China.


Días antes de culminar su misión en China, el embajador peruano Luis Quesada accedió a una entrevista con China Hoy en la que hizo un balance sobre lo vivido y alcanzado en estos últimos cuatro años. Desde el gran reto que significó la lucha contra la pandemia hasta el salto que han dado las relaciones sino-peruanas en comercio e inversión, el embajador Quesada recuerda también aquel año de 1983 en el que visitó por primera vez China, y esa pasión por la bicicleta que una ciudad como Beijing ha afianzado en él.

China Hoy (CH): El volumen comercial entre Perú y China sigue creciendo, la inversión china en el país aumenta, China se afianza como el primer socio comercial de Perú. ¿Cuánto y en qué ha cambiado la relación entre los dos países en estos cuatro años de su misión como embajador?

Luis Quesada (LQ): Muchas gracias por la entrevista. Se ha referido usted al salto cuantitativo que hemos dado en comercio e inversión, pero yo también diría cualitativo. Luego de las visitas del presidente peruano, entonces el señor (Pedro Pablo) Kuczynski, y el presidente chino, Xi Jinping, en 2016, nosotros accedimos a ser socios estratégicos integrales y se firmaron una serie de acuerdos que han repotenciado en realidad la relación. Cuando me tocó venir, ya estaba todo esto en marcha y, antes de la pandemia, había un intercambio de autoridades muy fructífero. En 2018 y 2019 tuvimos las visitas (a China) de dos cancilleres, de la vicepresidenta de la República, tres veces ha venido el ministro de Comercio Exterior y Turismo, la ministra de Agricultura, otros viceministros. La pandemia interrumpió lamentablemente esos intercambios, pero produjo también otro tipo de colaboración con China: el tema de los equipamientos médicos para la pandemia o la adquisición por parte del Perú de vacunas chinas, que fueron las primeras en llegar. Mientras sucedía esto, los sectores privado y público seguían dinamizando estos intercambios.

Lo que es remarcable también es que durante la pandemia se consolidaron dos de las más grandes inversiones chinas. Primero, la adquisición por parte de (la Corporación) Tres Gargantas de Luz del Sur en una inversión de 3000 millones de dólares y, segundo, se consolidó también la inversión de Cosco Shipping para la construcción del puerto de Chancay, en asociación con la empresa minera peruana Volcan. Ese es un ejemplo importantísimo de cómo los dos países, los dos sectores empresariales, trabajan juntos en este megaproyecto que va a cambiar realmente el ambiente del transporte marítimo en la región. De manera que, a pesar de los problemas habidos, uno ve que la relación ha continuado y estoy seguro de que lo hará viento en popa en el futuro.

Yo percibo que hay confianza también en China, sobre todo por el panorama que existe en el Perú para la inversión extranjera: el hecho de que se haya conservado –y seguramente no cambiará– el marco legal que existe para dar seguridad al empresariado y el hecho de que las sólidas bases macroeconómicas –que también abarcan el tema financiero, el tema monetario en el Perú– han hecho que nuestro país, durante la pandemia y lo más probable es que también después según todos los pronósticos, mantenga su nivel de crecimiento. Quizá no sea tan alto como se hubiera esperado, pero el Perú es uno de los países que va a tener una resistencia a todos estos embates económicos porque estamos pasando por una época difícil económicamente. Pero, al parecer, el Perú va a sobresalir en este campo y creo que China eso lo conoce muy bien.

CH: Su misión en China evidentemente ha tenido como aspecto relevante la lucha contra la pandemia. Perú fue uno de los países en los que se hicieron ensayos clínicos para la vacuna desarrollada por la farmacéutica Sinopharm y se generó un importante vínculo entre ambos países no solo en cuanto a dotación de vacunas, sino también a intercambio de experiencias, entrega de suministros médicos, etc. En este ámbito, ¿qué fue lo más difícil que le tocó afrontar como embajador?

LQ: Fue el reto tan difícil en ese momento de nunca haber adquirido vacunas, de guiarme tanto por el sector salud en el Perú y qué tipo de actividades necesitábamos hacer allí, y de lo que Sinopharm nos enseñó también en parte. Tuvimos reuniones muy intensas con ellos. Como diplomático, entré en un mundo que para mí era absolutamente desconocido.

Cuando nos enteramos por revistas científicas de que ya se estaban comenzando a desarrollar vacunas alrededor del mundo, nuestra Cancillería ordenó iniciar gestiones a todos los embajadores que estábamos en países donde había laboratorios importantes, y eso fue lo que hice. Fui a algunos laboratorios y nos quedamos finalmente con Sinopharm, porque Sinopharm ofrecía el tema que usted acaba de mencionar, que son los ensayos clínicos, y los ensayos clínicos permitían lógicamente tener mayor acceso a las vacunas y tener también preferencia en la llegada de ellas. Y así fue porque las vacunas chinas fueron las primeras en llegar al Perú. El Perú compró también vacunas de laboratorios de otros países, pero el tema con China se aceleró y también se superaron muchas dificultades porque era también la primera vez que había estas exportaciones de vacunas masivas a países y, entonces, había que lidiar con temas de transporte y de logística, que en ese momento también eran novedosos para nosotros.

Pero sí, el equipo de esta embajada y yo aprendimos mucho de eso. Creo que China debe sentir con orgullo de que, en el caso del Perú y seguro del de otros países, las vacunas chinas fueron las primeras en llegar, y con esas vacunas se inoculó a la primera línea que estaba al frente de la pandemia: a los médicos, a las enfermeras, al Ejército, a la Policía, a los bomberos, y el mismo presidente de la República, entonces el señor (Francisco) Sagasti, también se inoculó para mostrar a la población que vacunarse era el camino correcto. De modo que siempre estaremos agradecidos, y creo que la elección del Perú por Sinopharm en esos inicios fue muy acertada.

CH: ¿Qué temas quedan pendientes en su misión? En una entrevista que concedió al sitio web Diálogo Chino, usted señaló, por ejemplo, que el Tratado de Libre Comercio (TLC) está quedando obsoleto y hay que repotenciarlo. ¿La actualización del TLC es el principal tema pendiente?

LQ: Yo creo que sí. Lo que pasa es que también el comercio ha evolucionado. Necesitamos regular muchos aspectos del tratado: políticas de competencia, temas de comercio electrónico, reglas de origen, en fin. Y esto también lamentablemente se interrumpió por la pandemia porque las negociaciones se realizan mejor cara a cara. Ha habido negociaciones en línea, virtuales, pero se necesitan ajustar algunos puntos. Cuando (en China) se levanten las medidas, las restricciones –lo cual obviamente es una potestad de cada país–, eso va a permitir que retomemos (las negociaciones). Eso es lo más importante porque, fíjese, con este tratado, al que yo califiqué justamente de que había que hacerle un update, hemos pasado de un comercio bilateral de 23.000 millones de dólares en 2019 a cerrar este año con probablemente 34.000 millones; o sea, el ascenso de estas cifras ha sido fantástico.

También lo ha sido la presencia de las empresas chinas en el Perú, que llegan hoy día a alrededor de 200. Y si bien las empresas no están obligadas a declarar sus inversiones, hacemos un cálculo grosso modo de que la inversión china en estos momentos llega a 30.000 millones de dólares, lo que hace a China un inversionista muy importante. Es el segundo en nuestra minería. Pero, además, el Perú es el segundo destino más importante de China en sus inversiones en América Latina. El primero es Brasil, el segundo es el Perú. Entonces, la potencialidad para desarrollar la relación es casi infinita, la verdad. Más bien, yo me voy con mucha nostalgia, con mucha pena, porque he visto toda esta evolución positiva y uno siempre dice: “Me voy a perder un montón de lo que va a venir”, pero enhorabuena.

CH: Este mes de octubre, en el que realizamos esta entrevista, se celebra el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China. ¿Qué expectativas tiene sobre este XX Congreso? ¿Qué cambios ha podido usted apreciar en China que le han llamado la atención?

LQ: Yo he estado viniendo a China desde la década de 1980, ya sea como turista o ya sea como diplomático para reuniones de trabajo. Entonces, he visto cómo el país ha crecido de manera increíble. En mi primera visita en 1983, creo que este edificio en el que estamos era el más alto de (el barrio de) Sanlitun en Beijing y ahora es uno de los más bajos. Pero sobre todo he visto el progreso social. El progreso económico uno lo ve en la infraestructura, en las edificaciones, en todo eso, pero uno también ve que hay una clase media emergente que consume y satisface sus necesidades.

Está el tema también de que China, en los últimos años, se ha transformado en un líder en el campo de la tecnología y de la innovación. Justamente, en ese campo nos gustaría trabajar más en conjunto con China, en los temas de la tecnología, la ciencia y la innovación. Pero sí, yo creo que en China ha habido un cambio muy positivo como no se ha visto en otras partes. El hecho de haber sacado a tanta gente de la pobreza en tan poco tiempo es también algo encomiable, y es un ejemplo de que los gobiernos tienen que tener una dedicación muy profunda al bienestar lógicamente de su pueblo. Eso sería lo que más me ha impresionado de todos estos años de vivir en China.

Ya viviendo aquí, uno por supuesto puede detectar lo que yo estoy mencionando con más profundidad. Esta ciudad (Beijing) y otras grandes ciudades chinas que he visitado en los últimos cuatro años también se han ido modernizando, mejorando su infraestructura, sus vías de comunicación, sus servicios públicos, los cuales están todos automatizados. En realidad, es admirable.

CH: Durante su misión como embajador, Perú se unió a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la cual tiene al megapuerto de Chancay como uno de sus más importantes proyectos. No solo Perú, sino América Latina requiere una gran inversión en infraestructura. En un artículo en el Diario Financiero de Chile se recordaba, por ejemplo, que el Camino Inca no solo llevaba a Machu Picchu, sino que era también una ruta comercial que unía a los pueblos entre los Andes y el Pacífico, y que, en ese sentido, la Franja y la Ruta era la oportunidad de reeditar, en colaboración con China, una versión moderna del Camino Inca. ¿Cómo observa usted esta posibilidad?

LQ: Claro, la Franja y la Ruta originalmente estaba diseñada para una mayor integración económica entre China a través de los países del Medio Oriente hacia Europa, pero felizmente también esta iniciativa se trasladó a nuestra región (América Latina). Si nos damos cuenta, la mayor parte de los países de la región ha suscrito ser parte de la Franja y la Ruta, como lo hizo también el Perú en 2019. Entonces, nosotros pensamos que China tiene un rol importante porque existe una gran brecha en América Latina en infraestructura.

Es interesante el análisis que usted menciona porque obviamente tanto Chile, Perú, Colombia y México, que somos parte de la Alianza del Pacífico, tenemos excelentes relaciones con China y atraemos la inversión china. Así que el establecimiento del puerto de Chancay como hub, que esperamos que los países que he mencionado lo utilicen –más el Ecuador también obviamente–, creo que va a crear nuevos espacios que, aunque no soy especialista en transporte, van a ser muy importantes. Yo me felicito también de que siendo esta una inversión china, se haya escogido al Perú, porque el Perú tiene una ventaja geográfica –está en el centro de Sudamérica lógicamente–, pero creo que además tienen que haber sido atractivas para la empresa china las condiciones que existen en el Perú para la inversión extranjera: las leyes, el régimen de impuesto, así como el hecho también de que se haya asociado con una empresa peruana de mucho prestigio, como es Volcan. Entonces, yo creo que todo eso va a crear toda una cadena de condiciones muy positivas para el transporte marítimo y para el Perú sobre todo también.

CH: Tras más de cuatro años como embajador, ¿qué imagen o anécdota se llevará usted de China? ¿Sigue pensando que Perú es el país más chino de América Latina?

LQ: Comenzaré por lo último (ríe). Cuando dije que el Perú es el país más chino de América Latina, no lo dije solamente por el grueso de nuestra población que tiene ascendencia china –entre el 8 y el 10 % de peruanos tienen ascendencia china–, sino que además, conversando aquí con los empresarios y diplomáticos chinos, ellos me dicen que encuentran en el Perú una gran apertura, una gran afabilidad y una hospitalidad hacia ellos que es muy especial. Entonces, los chinos se sienten bien visitándolo, se sienten bien con la comida y con la manera de ser. Yo también, cuando hablo con empresas chinas que podrían invertir, les refiero esto y les digo que una de las cosas más importantes del Perú para hacer negocios es que hay una comunidad de negocios de empresas chinas y también de empresas peruanas manejadas por peruanos de origen chino. Entonces, van a encontrar un ambiente bastante fácil para hacer negocios, que no les va a ser extraño. Eso por un lado.

¿Anécdotas? Hay muchas. Pero ya que estamos sentados aquí, y como le mencioné, la primera vez que vine a China fue en 1983. Yo era un diplomático joven, tenía 30 años, estaba destacado en Japón, pero tenía mucha curiosidad por venir a China. Hacía cuatro años que habían comenzado las reformas de Deng Xiaoping y vine. Nuestra embajada –aquí donde estamos– es la embajada que tenemos desde que se iniciaron las relaciones diplomáticas hace 51 años. Yo vine a visitar al embajador de entonces. Estuve con él en esta oficina sin imaginarme jamás que 35 años después, yo estaría sentado ejerciendo esas funciones (ríe).

Y una de las cosas que más me agrada hacer aquí es recorrer la ciudad en bicicleta, lo cual es exactamente lo que hice en 1983. En esa época no estaban muy desarrollados los buses de turistas, así que yo, con la bicicleta que me prestó un amigo diplomático que me alojaba, fui por todas partes y recorrí Beijing. No olvido esa experiencia, o sea, el inicio y cómo está terminando. La bicicleta para mí ha sido muy importante en este país y también la afabilidad de la gente. Me acuerdo que cuando vine de joven, me perdía mucho y la gente me ayudaba (ríe), a pesar de que no había una lengua común. Son recuerdos. Y, por supuesto, también tengo recuerdos muy gratos de esta mi última etapa profesional, ya que para un diplomático es un honor servir aquí. Creo que tendré bastante nostalgia de mi vida en Beijing, que es una ciudad que me ha enseñado mucho. He sido bastante feliz aquí tanto en lo profesional como en lo personal, sin duda.



Fuente: China Hoy