spanish.china.org.cn | 07. 03. 2024 | Editor:Lety Du | [A A A] |
Crecimiento en China: El camino por recorrer
El desarrollo económico de China ha sido notable. En los últimos 25 años, su PIB real creció más de un 8 % anual, el nivel de vida aumentó de manera sustancial y erradicó la pobreza extrema. El país es ahora la segunda economía del mundo en dólares estadounidenses. Así pues, su evolución tiene un gran impacto en el mundo. Por ejemplo, el año pasado China representó un tercio del crecimiento mundial.
El éxito de un avance sólido y sostenible es bueno para China y para la economía mundial. Esto es especialmente cierto ahora, cuando esta última presenta grandes cicatrices producto de la pandemia de COVID-19. Así, el reciente informe del Fondo Monetario Internacional sobre China se centró en garantizar un crecimiento sólido y sostenible.
A corto plazo, el principal reto es asegurar la recuperación económica. Tras crecer un 3,0 % en 2022, la economía china repuntó hasta el 5,2 % en 2023. El país, como el resto del mundo, sufrió grandes pérdidas de producción durante la pandemia. A finales de 2023, su PIB real yacía un 4 % por debajo de las previsiones anteriores al covid. Sin embargo, a diferencia de otras partes del mundo, China también experimenta sendos ajustes en el sector inmobiliario.
Dicho giro es bienvenido y necesario, y uno de los retos fundamentales a corto plazo es minimizar sus costes. Al entrar en la pandemia, el mercado inmobiliario estaba desequilibrado, con una oferta que superaba ampliamente la demanda subyacente. Además, representaba una gran parte de la economía (20 % del valor añadido si se incluyen los rubros afines), y era una gran fuente de ingresos para el Gobierno local, el mayor activo para la mayoría de hogares y, a pesar del exceso de oferta, era oneroso.
El FMI estima que la demanda subyacente probablemente caerá durante la próxima década en torno a un 35-55 % en comparación con la década pasada. Las empresas y ventas ya rondan dicha proporción, pero aún llevará tiempo agotar las existencias y finalizar las modificaciones.
Nuevas medidas políticas acelerarían la recuperación en el campo. Las autoridades han tomado pasos bien recibidos. Entre ellos, fomentar la concesión de préstamos bancarios para terminar las viviendas inacabadas, ampliar los requisitos para acceder a las ayudas a los compradores de primera vivienda, reducir las primas y permitir la refinanciación de las hipotecas existentes. Pero aún existe pan por rebanar.
En primer lugar, abordar el problema de los promotores inmobiliarios en dificultades apresurando la salida de los inviables y asistiendo a los aptos a sanear sus balances.
En segundo lugar, resolver el dilema de la preventa reformando el modelo y proporcionando más financiación pública para la construcción de viviendas.
En tercer lugar, garantizar que los precios puedan moverse lo suficiente para despejar el mercado.
Y, en cuarto lugar, expandir el acceso a la vivienda, incluso mediante el apoyo a la vivienda pública y de alquiler. El éxito en estas áreas aceleraría y suavizaría el ajuste a un nuevo equilibrio en el sector.
Las políticas macroeconómicas pueden respaldar la economía y ayudar a compensar el lastre del ramo inmobiliario. La fiscal puede estimular la demanda desviando el gasto de la inversión extrapresupuestaria hacia el apoyo a los hogares, incrementando la demanda agregada.
Por su parte, la monetaria también puede servir de sostén. Con una inflación baja y una producción por debajo del potencial, se justifica una mayor relajación, preferiblemente mediante nuevos recortes de los tipos de interés.
Lo anterior apunta al corto plazo, pero es igual de relevante lograr un crecimiento sólido y sostenido a mediano plazo. China, al igual que gran parte del mundo, registró un desplome de la productividad total de los factores tras la crisis financiera mundial, aunque su descenso fue más acusado. Extrapolando esta evolución al futuro y teniendo en cuenta la demografía, nuestra previsión es que su crecimiento se ralentice hasta el 3,5 % a mediano plazo, que es básicamente el crecimiento medio de los países con un nivel de renta similar.
Con reformas políticas integrales, China podría avanzar muy rápido. Nuestro análisis muestra que ajustes céleres para potenciar el papel del mercado e impulsar la productividad de los factores podrían elevar el crecimiento en un punto porcentual al año, lo que se traduciría en un 4,5 % a mediano plazo. Los cambios favorables al mercado pueden darle un rol más decisivo en la economía, por ejemplo permitiendo una mayor entrada y salida de empresas (mejorando el dinamismo empresarial y fomentando la innovación) y reduciendo el proteccionismo local.
Garantizar la neutralidad competitiva serviría a cerrar la brecha de productividad entre las compañías estatales y privadas. Las políticas monetarias y financieras podrían dar pie a una asignación más eficiente de los recursos, entre otras cosas reforzando los marcos de insolvencia y reestructuración. Es importante señalar que un crecimiento más rápido en China también beneficiaría a otras economías. Nuestra investigación muestra que una subida de un punto porcentual incentivaría el PIB en 0,3 puntos porcentuales en promedio de otras economías a mediano plazo.
Por último, y de manera apremiante, es imprescindible asegurar un crecimiento sostenible desde el punto de vista medioambiental. China ha avanzado mucho en la consecución de sus objetivos climáticos y está en vías de alcanzar el máximo de emisiones de carbono antes de 2030. Posee la mayor capacidad instalada de energía renovable del mundo y está preparada para superar su meta de Contribución Determinada a Nivel Nacional de capacidad renovable e incrementar la cuota de combustibles no fósiles en el consumo de energía para 2030.
Al mismo tiempo, China sigue siendo uno de los mayores emisores de CO2 y, por tanto, la velocidad de su descarbonización es crucial para abordar la crisis climática mundial. Su liderazgo continuo y creciente para atender la crisis es, por tanto, bienvenido y vital. Al igual que con el crecimiento, el éxito de China en la transformación ecológica de la economía será una victoria para ella y para el mundo.
El autor es representante residente principal del FMI en China.