spanish.china.org.cn | 09. 03. 2023 | Editor:Teresa Zheng | [A A A] |
Vigilancia y oposición en el mundo frente a los "lobos"
Primero, veamos los titulares de medios estadounidenses de los últimos días: The Wall Street Journal - "EE.UU. y China caen en lo profundo de una espiral de hostilidad"; The Washington Post - "La brecha entre EE.UU. y China no hace más que agrandarse"; y The Washington Times - "Hemos entrado en una nueva Guerra Fría con China". Estas son las interpretaciones más recientes sobre la situación. Aunque sus perspectivas y posturas son diferentes, es posible percibir la tensión.
Estos titulares confirman indirectamente la advertencia del ministro chino de Asuntos Exteriores, Qin Gang, el martes: "Si Estados Unidos no pisa el freno y sigue acelerando por el camino equivocado, no habrá barreras que eviten el descarrilamiento y seguramente habrá conflicto y confrontación". Nuestro editorial del miércoles señaló que algunos medios estadounidenses intentaban etiquetar la diplomacia china y presentar al país como el responsable de la escalada de tensiones. ¿Quién daña exactamente los lazos bilaterales e incluso la paz mundial con afiladas garras? Para evitar una percepción errónea, respondamos correctamente a esta pregunta.
Muchos medios del país norteamericano han mencionado "signos de alivio de las tensiones" que surgieron hace tan sólo unas semanas y lo han utilizado para resaltar la fragilidad de los vínculos bilaterales más importantes del mundo. Entonces, ¿qué ha provocado la recaída? ¿Es acaso porque China dice la verdad? Está claro que no. Es el lanzamiento por parte del Pentágono de un misil sidewinder a 20 000 metros de altura, la aparición de un avión de combate F-22, como una actuación grupal, lo que ha convertido un incidente causado por fuerzas irresistibles en una crisis diplomática. La mentalidad distorsionada estadounidense hacia China es la principal culpable de socavar dicha relación.
Hay quienes en Estados Unidos están ansiosos por criticar a China, incluso cuando esta simplemente dice la verdad. Esto en sí forma parte de los colmillos del "lobo". En los últimos años, el freno y la supresión de China por Washington en política, economía, tecnología, cultura y otros campos se ajustan a las características del comportamiento de un "lobo". Algunos políticos anti-China que no cesan su ataque son un vivo retrato de la imagen de este depredador.
Estados Unidos no sólo ha iniciado una guerra comercial contra China, sino que también ha aplicado sanciones tecnológicas y ha buscado la "desvinculación". Su Congreso ha presentado una y otra vez proyectos de ley destinados a contenerla y reprimirla. La administración Biden afirma que "no busca el conflicto" pero, en realidad, sigue suministrando armas a la isla de Taiwán y realizando reconocimientos cercanos frecuentes a puertas de China. Al mismo tiempo, trata por todo medio de impulsar el ingreso de la OTAN en la región Asia-Pacífico para formar una "manada" dirigida por el lobo mayor. Incluso su embajador en China ha provocado en varias ocasiones estos lazos públicamente y en redes sociales desde que asumió el cargo. Esta es la verdad tras la llamada "gestión responsable de la competencia" y la "no búsqueda de confrontación” de Washington.
Estados Unidos es un país que enfatiza el derecho a la autodefensa y las leyes de "stand your ground" en la mayoría de los estados otorgan a los ciudadanos una gran autonomía para defenderse de las amenazas hasta con el uso de armas letales. Sin embargo, en las relaciones internacionales, Washington presenta una cara diferente. Cuando presiona implacablemente a China como un lobo hambriento con un apetito geopolítico insaciable. China se presenta como la "amenaza N° 1" si coge armas para defenderse y Estados Unidos eleva de manera constante su postura ofensiva. Pero, ¿dónde radica exactamente esa "amenaza"? Al parecer muchos estadounidenses no tienen respuesta a esta interrogante. Para las élites de Washington, el desarrollo de China y el deseo del pueblo chino de una vida mejor son una especie de "pecado original", porque, en su memoria, la riqueza se acumula mediante el saqueo y la matanza.
Un detalle digno de mención es que el Informe sobre la Labor del Gobierno de este año sigue centrándose en el desarrollo interno y no menciona a Estados Unidos en absoluto. De hecho, lo mismo ha pasado con los reportes del pasado. En cambio, el discurso sobre el Estado de la Unión de los últimos años habla de China en cada ocasión. Esto refleja a todas luces los enfoques de desarrollo diametralmente opuestos de ambos países: China no se basa en la guerra, la colonización o el saqueo, sino en su propio camino hacia la modernización china, mientras que parece que Washington es incapaz de encontrar la "motivación" para su propio avance sin crear conflictos con otros países. Es decir, el desarrollo chino depende de su propio trabajo y sabiduría, mientras que Washington sigue inmerso en el viejo sueño hegemónico, dominante e intimidatorio.
En respuesta a las declaraciones de Qin, la Casa Blanca indicó posteriormente, el martes, que Estados Unidos busca la competencia y "no el conflicto, no queremos el conflicto". Esta es la retórica utilizada a menudo por ellos y no puede decirse que mientan ya que el enfrentamiento no es beneficioso para nadie. Sin embargo, Washington espera que China no responda con palabras o acciones ante la calumnia o el ataque. ¿Cómo es posible? Un artículo publicado en un medio estadounidense citó a un ex alto funcionario estadounidense diciendo: "Cuanto más resueltamente y sin pedir disculpas tomemos medidas para defender nuestra seguridad nacional, más se respetarán esos límites". Cuando dijeron esto, aunque tuvieran una pizca de empatía, las relaciones entre China y Estados Unidos no se habrían visto tan dañadas por ellos, y la paz y el desarrollo mundiales se habrían visto menos amenazados.