spanish.china.org.cn | 04. 03. 2023 | Editor:Eva Yu [A A A]

La ruta hacia la modernización

Palabras clave: China, Modernización


14 de febrero de 2023. Un trabajador procesa películas de termoconductora de grafeno en un taller de la empresa Changzhou Fuxi Technology, provincia de Jiangsu. Xinhua


En el lenguaje político contemporáneo, hablar del camino de la modernización de China es referirse a una conceptualización oficial específica de los esfuerzos históricos y en curso en pos del desarrollo de China como una nación plenamente modernizada, los que materializarán la gran revitalización de la nación china en el plazo de un siglo, desde la fundación de la República Popular China en 1949.

En 2021 se declaró que la modernización china es el principal camino para crear una nueva era de la civilización humana, la cual no solo servirá para que China alcance su propio desarrollo, sino también como una fuente de ideas y apoyo para otros países que quieran progresar y unirse al llamado de China para construir una comunidad global con un futuro compartido.

Desde hace tiempo, China reconoce que sus esfuerzos de modernización tienen mucho en común con los de otros países, pero que su camino también avanza de manera distinta, en consonancia con sus propias necesidades, valores y capacidades.

Cinco características

Durante el reciente XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, el concepto oficial se complementó aún más al enfatizar cinco características. Estas son la enorme población de China, el impulso para lograr la prosperidad común de todo el pueblo, la coordinación entre la civilización material y la espiritual, la necesidad de promover la armonía entre la humanidad y la naturaleza, y el compromiso continuo con el desarrollo pacífico.

La primera de ellas es la más simple, pero también la más abrumadora. China tiene la mayor población en el mundo y no existe ningún país desarrollado que se le acerque en términos demográficos. Una población tan grande, que representa casi el 20 % de la población humana total y que además tiene una enorme diversidad, presenta desafíos únicos para el desarrollo. De hecho, algunos países desarrollados tienen poblaciones mucho más pequeñas que cualquiera de las grandes ciudades chinas. Otros, como Estados Unidos, tienen aproximadamente la misma superficie geográfica pero menos de una cuarta parte de la población de China y, en algunos aspectos, se benefician al tener mejores recursos de agua y tierra cultivable. Solo por estas razones, China no puede tomar el mismo camino que Estados Unidos u otros países, ni utilizar los mismos métodos organizativos o políticos para lograr resultados de desarrollo similares.

La segunda, promover la prosperidad común de todo el pueblo, es consistente con el principio de poner al pueblo en primer lugar. Se trata, en su esencia, de un valor socialista y uno de los valores centrales del socialismo con peculiaridades chinas, que apunta a un desarrollo que promueve la equidad social y la justicia, además de evitar la polarización.

Si bien la construcción de la prosperidad común sigue siendo un trabajo en progreso, ya se han registrado logros significativos como la mejora del Estado de derecho, una gobernanza transparente y eficaz al servicio de la gente, el predominio del bienestar de las personas por encima de las ganancias, la eliminación de la pobreza extrema y el aumento constante de los niveles de ingresos. China ya cuenta con una masa de más de 400 millones de personas de ingresos medios, la más grande del mundo.

La tercera, la realización de avances materiales y ético-culturales, se relaciona con el desarrollo de la cultura socialista y lo hace de forma que se logren preservar, transmitir y, en caso necesario, recuperar o revitalizar aquellos valores y prácticas culturales que son a la vez progresistas y transhistóricos. De hecho, el origen del socialismo chino, de construir una sociedad xiaokang o modestamente acomodada, que pueda resolver progresivamente los retos sociales para lograr el datong o gran armonía, fue descrito por primera vez en un pasaje atribuido a Confucio en el antiguo clásico chino El libro de los ritos.

En otras palabras, hay valores y prácticas del pasado, tanto reciente como antiguo, que persisten hoy en día y contribuyen de manera vital a la esencia única de China, por lo que se requiere un camino de modernización propio. No se trata de una forma ingenua de excepcionalismo chino que evita influencias positivas pero no chinas. De hecho, muy poco de la modernidad china existiría si no hubiera sido provocada, para bien o para mal, por acontecimientos externos, incluida la hostilidad extranjera hacia China. De esta forma, gran parte de la modernidad china actual ha recogido influencias de parte de Occidente, Rusia, Japón, entre otros.

Armonía entre humanidad y naturaleza

El cuarto se refiere a la necesidad de promover la armonía entre la humanidad y la naturaleza. Esto incluye promover la recuperación del medioambiente, la conservación y el desarrollo verde, y tiene que ver con repensar o rectificar los anhelos materiales insanos e insostenibles. De hecho, esta idea también está relacionada con los antiguos valores chinos y, por lo tanto, se vincula estrechamente con la tercera característica anterior, en la medida en que el primer principio del taoísmo es crear armonía entre la humanidad y la naturaleza. Por supuesto, no se trata de una armonía unilateral que privilegie la naturaleza sobre el desarrollo; más bien, el hecho de que la armonía sea necesaria es reconocer que desde hace mucho tiempo existe una unidad de opuestos entre la humanidad y la naturaleza, que requiere encontrar el equilibrio adecuado entre valores contradictorios.

Esto es diferente, por supuesto, del camino occidental, que ha tenido un fuerte impacto sobre el medio ambiente como consecuencia del desarrollo, comenzando con la Revolución Industrial, relacionado históricamente con el surgimiento del Antropoceno, el período de tiempo geológico asociado con los cambios causados por la actividad humana. El hecho es que la mayor parte del cambio climático ha sido causado históricamente por los países occidentales. Estados Unidos, por ejemplo, todavía tiene las emisiones per cápita más altas del mundo, e incluso, las propias emisiones en China y en otros países se deben a la fabricación de artículos para los mercados occidentales. Sin embargo, ahora China ha vivido en carne propia los efectos del cambio climático y ha podido reconocer su alcance.

El quinto es el compromiso continuo de China con el desarrollo pacífico. El líder chino Deng Xiaoping llegó a la famosa conclusión de que la paz y el desarrollo son la tendencia de los tiempos. Aunque esta tendencia ha evolucionado en los últimos años, China ha respondido reafirmando su deseo de evitar conflictos y guerras, así como su determinación de resistir la hegemonía y el imperialismo. China ha insistido en la búsqueda del reconocimiento y el respeto mutuos, el principio de no injerencia en los asuntos internos de los demás, la búsqueda de soluciones beneficiosas para todos y la construcción de un sistema que se aleje del unilateralismo de las superpotencias y, en cambio, adopte el multilateralismo genuino.

Esto es diferente del modelo occidental histórico que hizo uso del colonialismo, el imperialismo, la esclavitud, el despojo, la guerra y los tratados y prácticas comerciales injustos para apoyar la acumulación inicial de riqueza, y luego, para sostener posiciones de poder y privilegio a lo largo del tiempo. Pese a haber sido ultrajada en diferentes momentos de su historia, y de haber trabajado tan duro para superar los traumas del pasado, China ha optado por la vía pacífica siempre que sea posible, motivada tanto por su propio bienestar como el de otros países, en medio del continuo declive de Occidente. 


*Josef Gregory Mahoney es profesor de política y relaciones internacionales en la Universidad Normal del Este de China e investigador sénior del Instituto de Desarrollo del Socialismo con Peculiaridades Chinas de la Universidad del Sureste.


Fuente: China Hoy