spanish.china.org.cn | 15. 02. 2022 | Editor:Teresa Zheng Texto

Estados Unidos cumple un rol infame en la campaña contra Xinjiang

Palabras clave: Xinjiang, Estados Unidos, medios de comunicación

El presidente estadounidense, Joe Biden, firmó la Ley de Prevención del Trabajo Forzado Uygur el jueves. Otro ataque a la región autónoma Uygur de Xinjiang en el noroeste de China. Mirando en retrospectiva los intentos de Washington de usarla para contener a China en los últimos años, algunos políticos han hecho todo lo posible para difundir rumores sobre la región. Los medios de comunicación estadounidenses también han cumplido un rol de apoyo.

Sus reportes sobre Xinjiang se centran principalmente en los derechos humanos. Cuando las relaciones entre China y Estados Unidos eran mejores, este tema no ocupaba titulares en la prensa estadounidense, pero ahora ha ganado tracción, en particular desde el 2016 con la elección de Donald Trump, y con la pandemia de COVID-19 los vínculos se deterioraron rápidamente.

Para los medios de Estados Unidos, una táctica común relativa a las "violaciones de derechos humanos" en Xinjiang es "hablar por los uy

gures". En sus informes, los ataques terroristas de antes que pusieron en peligro a los habitantes de Xinjiang se describen como incidentes comunes de seguridad pública. Estados Unidos también difundió datos inexactos sobre la población de la región. Distorsionó los hechos sobre oportunidades de empleo justas e iguales para todos los grupos étnicos y el normal movimiento de los residentes urbanos. Además, exageró y urdió supuestas tensiones étnicas de varias maneras.

Al cubrir Xinjiang, la prensa estadounidense se centra en la "desigualdad e injusticia" y la "situación perturbadora de los derechos humanos" de las minorías étnicas. Temas como su paisaje, ciudades en crecimiento y los logros en el alivio de la pobreza, rara vez se comentan.

Con una mayor presión de los políticos anti-China en los últimos dos años por Xinjiang, los medios han comenzado a desempeñar un rol más amplio de apoyo en las acusaciones de "trabajo forzado" y "genocidio". Para estar en línea con Washington, solo defienden la "libertad religiosa, reproductiva y laboral" cada vez que surge el asunto de Xinjiang.

Este llamado liberalismo ha llevado a la introspección y la crítica dentro del círculo político durante mucho tiempo. Si uno insiste en la "libertad inviolable", sin tener en cuenta las condiciones internas y externas de una sociedad, las acciones afines pueden considerarse un desafío y una provocación al sistema y las leyes.

Existe una característica común en los numerosos proyectos de ley relacionados con Xinjiang aprobados recientemente por Estados Unidos. Todos ignoran los hechos y el sentido común y solo atienden el propósito político de Washington de frenar a China tanto como sea posible. Esto es evidente en los reportes periodísticos sobre Xinjiang, que amplifican deliberadamente e incluso fabrican "evidencia" al margen de los hechos.

Poner los derechos humanos sobre otros temas es un refrito de la competencia estadounidense con China. No solo es un cliché en su discurso político, sino también una de las pocas formas que tiene la prensa estadounidense de agarrarse del tema. En línea con la agenda de Washington de atacar a China con Xinjiang, los medios de comunicación exageran a propósito detalles y difuminan la línea entre lo real y la mentira. Como bien señaló el académico danés, Jan Oberg, su cobertura ha dado pie a una "industria acusadora" con la obvia intención de manipular a la opinión pública.


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