spanish.china.org.cn | 06. 03. 2021 | Editor:Estrella Zhang | Texto |
En un 2020 determinado por el impacto de la pandemia de la COVID-19 el PIB mundial se redujo 3,9%. China experimentó los primeros efectos sanitarios con la consecuente caída del 6,8% en el primer trimestre. Sin embargo, gracias al rápido control interno de la propagación del virus, un paquete de estímulo y la fortaleza de su industria, logró repuntar en la segunda parte del año y crecer 2,3%. Para el 2021 el premier Li Keqiang anunció en el Informe sobre la Labor del Gobierno que fijó el objetivo del PIB para 2021 en más del 6%.
Este escenario es positivo para América Latina. Por un lado, la regeneración de la demanda china, que representa un quinto de la economía global, impulsa los valores de las commodities que la región exporta. Desde la segunda mitad del 2020 los precios del cobre chileno, la carne y la soja argentina, brasilera y uruguaya, el oro y la plata peruano y el petróleo venezolano y ecuatoriano, entre otros productos, alcanzan niveles superiores al promedio de los últimos diez años. Esta mejora en los términos de intercambio comerciales contribuye a la estabilidad de las balanzas de pagos regionales agobiadas por deudas externas y presiones de divisas para el frente interno.
Por otro lado, la estrategia de “circulación dual”, que induce, al mismo tiempo, al crecimiento de la exportación y de la demanda local, potencia nichos comerciales muy rentables para Latinoamérica como vinos, cerezas, langostinos, café, cacao, entre otros. La meta de crear 11 millones de nuevos puestos de trabajo urbano y una reducción proyectada del desempleo del 6% al 5,5% amplía la base de posibles consumidores y su poder de compra.
La recuperación de China puede potenciar excedentes de capital a ser invertidos en América Latina. Los líderes regionales, sin importar su orientación política, coinciden en la necesidad de financiamiento público y privado para infraestructura y proyectos de reconversión productiva. También es creencia compartida entre académicos latinoamericanos que una China vigorosa aporta estabilidad al sistema mundial al crear múltiples polos de poder y favorecer la búsqueda de soluciones multilaterales.
El XIV Plan Quinquenal (2021-2025) permite a los líderes políticos y empresariales latinoamericanos planificar nuevas oportunidades. Las empresas chinas, que buscan internacionalizarse, encuentran en la región mercados para abastecerse de commodities, como minerales estratégicos, posibilidades de grandes proyectos como los parques solares en México y Argentina o la radicación de fábricas de baterías y autos eléctricos, tecnologías no disponibles en la región.
La crisis de la pandemia demostró que los mecanismos tradicionales sanitarios de cooperación tuvieron serios límites a la hora de distribuir barbijos, test de diagnóstico y vacunas para enfrentar al virus. En ese sentido, la estabilidad de China permite a Latinoamérica ampliar sus proveedores materiales médicos de forma confiable. En este contexto, las vacunas de Sinopharm, CanSino y Sinovac se están aplicando o produciendo en México, Brasil, Argentina, Chile, Perú. En los próximos Foros China-CELAC y eventos de intercambio se discutirá todo este contexto.
*Nicolás Damin es coordinador del CEACH-FSOC de UBA y co-director de la Diplomatura Asia UCASAL de Argentina. Fue profesor invitado en la Universidad Paris 10 e investigador invitado de FDDI Fudan en 2019, entre otras instituciones.