spanish.china.org.cn | 15. 01. 2021 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
Niños cargan corderos en el municipio de Pumaqangtang en la jurisdicción de Nagarze en Shannan, región autónoma del Tíbet, suroeste de China, el 15 de abril de 2020.
China ha conseguido logros históricos en la erradicación de la pobreza absoluta, un problema que afectó a la nación durante miles de años, y constituye a su vez una victoria para la humanidad.
En 2020, los casi 100 millones de habitantes rurales por debajo de la línea de pobreza elevaron su calidad de vida tras 8 años de esfuerzos. Los 832 condados pobres salieron de la miseria.
Eliminarla en un país de 1400 millones de personas puede parecer ambicioso o una misión imposible para algunos críticos occidentales. Sin embargo, es un objetivo a cumplir porque la prosperidad mutua es el fin del socialismo. El Partido Comunista nace del pueblo y tiene sus raíces en él. Ningún individuo o grupo étnico debe quedar atrás en el camino hacia una sociedad moderadamente próspera para todos.
Con la filosofía de las personas primero, los miembros del Partido, funcionarios gubernamentales de todo nivel y la sociedad se han esforzado por combatirla. Esta ardua tarea incluye políticas fiscales preferenciales, mejora en el uso de fondos para su lucha y el establecimiento de plataformas de venta de productos agrícolas de zonas afectadas por este mal. Además, organización de talleres y campañas de reclutamiento, coordinación entre regiones orientales ricas y el apoyo a sus similares empobrecidas del oeste, así como el envío de millones de servidores públicos para trabajar con tal fin. Este esfuerzo es una señal de la ventaja sistemática de China: su capacidad de movilizar recursos y unir fortalezas para abordar problemas críticos.
La precisión es clave para el éxito. El país identifica claramente los problemas reales de diferentes localidades e individuos y esto permite al gobierno la toma de políticas específicas que garanticen resultados sustantivos y sostenibles. Cada localidad ha desarrollado varias industrias de apoyo al empleo y al aumento de ingresos según sus propias condiciones, ha reubicado a personas de zonas inhabitables y ha participado en programas de ayuda para parejas, entre otras medidas.
El éxito de China no fue fácil. A fines de 2019, 5,51 millones de personas seguían sumidas en la pobreza. La epidemia de COVID-19 resultó en un desafío sin precedentes a los esfuerzos del país para sacarlas de este lastre. Sin embargo, la promesa debía cumplirse. El 6 de marzo tuvo lugar un simposio para asegurar la victoria decisiva, la cuenta regresiva de 300 días para la erradicación de la pobreza absoluta. Esto demostró que el país nunca consideró encontrar una excusa para claudicar.
Gracias al incansable trabajo, China logrará los objetivos establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas una década antes de lo previsto. Su práctica y exploración muestran que si un país sigue un plan centrado en las personas, realiza esfuerzos concertados a partir de su realidad de desarrollo y busca una solución concreta y práctica, encontrará un camino a la reducción de la pobreza adaptado a sus condiciones y necesidades.
Pese a lo obtenido, China sigue siendo el país en desarrollo más grande del mundo. Todavía enfrenta graves trabas derivados de un desarrollo desequilibrado e inadecuado y la onerosa tarea de consolidar y expandir lo logrado en materia de alivio de la pobreza. Para China, esto es un éxito, pero no el punto final.
El país mejorará el mecanismo de seguimiento y asistencia para evitar una recaída en la indigencia. Fortalecerá el monitoreo de las personas reubicadas y les garantizará su establecimiento, empleo e ingresos constantes, así también asistirá a familias con miembros de capacidad disminuida para que encuentren trabajo en su localidad.
La causa ha recibido mucho respaldo y ayuda de la comunidad internacional. El país ha tomado acciones concretas y ha compartido su experiencia y sabiduría a fin de contribuir a los esfuerzos globales de reducción de la pobreza.
Fuera de las medidas detalladas, un vistazo a la determinación, persistencia y esfuerzo conjunto de China para proteger los derechos de las personas en la búsqueda de una vida feliz podría darle al mundo mayor confianza en su lucha contra los desafíos que plantea la miseria.
La pobreza extrema está aumentando y la amenaza de la hambruna está cerca. El mundo enfrenta la mayor recesión global en 80 años.
Es indispensable que los países aborden este reto común de la humanidad con una voluntad política firme, medidas específicas y una estrecha cooperación internacional. La comunidad debe comprometerse de manera más decidida a trabajar unida y garantizar que nadie quede rezagado en el camino hacia la victoria final sobre la pobreza.