spanish.china.org.cn | 28. 05. 2020 | Editor:Teresa Zheng | Texto |
Lu Lin, miembro de la Asamblea Popular Nacional y médico jefe del departamento de Neurología del Hospital Provincial de Shandong, trabaja en la clínica de fiebre.
Al inicio de la labor de prevención y control de la pandemia, Lu Lin, miembro de la Asamblea Popular Nacional y médico jefe del departamento de Neurología del Hospital Provincial de Shandong, pidió inmediatamente su traslado al frente. Durante la Fiesta de la Primavera, Lu Lin y sus colegas comenzaron a atender pacientes con fiebre.
En ese momento, se conocía poco sobre los síntomas y el desarrollo de la COVID-19. Además, dada la escasez de suministros, el personal de primera línea enfrentaba grandes riesgos. Como las consultas en la clínica de fiebre eran 24 horas al día, Lu tenía que laborar un mínimo de 8 horas seguidas todos los días con muy poco descanso por la noche. Cuando usaba la bata protectora, no podía tomar agua ni ir al baño, y para reducir su uso tenía pañales desechables preparados por su esposa.
Con el fin de proteger la vida y la salud del pueblo, Lu tuvo como consigna “no dejar a ningún paciente, cero errores y cero infecciones entre el personal sanitario”.
En plena Fiesta de la Primavera, un joven llegó a la consulta, Lu le realizó una serie de pruebas de sangre y ordenó una TC. Según el procedimiento, le preguntó si había estado en Wuhan o en contacto con gente de la zona. Entonces, se enteró de que sus padres habían regresado de la ciudad a principios de enero. Lu y sus colegas comenzaron a investigar al paciente en detalle. “¿Cómo viajaron de Wuhan a Shandong?” “¿Alguna vez había estado en contacto con enfermosde COVID-19?” “¿Tenía alguna otra molestia?”…
Al final, se descartó la infección con la PCR y sus padres no mostraron ningún síntoma después de más de 20 días. Tampoco se enfermaron ninguno de sus contactos cercanos. El joven se sintió muy agradecido con el doctor Lu: “Gracias a su paciente y meticulosa labor, no me sentí abrumado”.
“No hay que escatimar esfuerzos para proteger la salud de las personas, sino hacer todo lo posible para prevenir y controlar el brote vírico”. Desde el momento en que vestía la bata, la tensión era constante en su jornada, pero Lu nunca se rindió y estuvo todo el tiempo con sus pacientes. El galeno dijo con modestia: “Aunque estuve en las consultas por fiebre, no fue nada especial ni espectacular”.