spanish.china.org.cn | 01. 02. 2019 | Editor:Lety Du [A A A]

El brillante futuro que aguarda tras una difícil peregrinación

Palabras clave: China, Japón

 

Por Wang Xiaohui, editor en jefe de China.org.cn

        

En el Foro Beijing-Tokio, celebrado a mediados de octubre de 2018, el exembajador de Japón en Francia, Kazuo Ogoura, usó el proverbio chino “prosperidad” para brindar por el futuro de la relación chino-japonesa. El proverbio no solo encerraba un brindis, sino que también reflejaba la visión de un hombre de ideas amplias sobre las fervorosas expectativas de la relación chino-japonesa.

Habiéndose experimentado un periodo de “relaciones frías” de cerca de 10 años, la relación chino-japonesa finalmente ha dado un viraje en el año 2018: a principios de mayo el primer ministro Li Keqiang visitó Japón, mientras que a finales de octubre, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, visitó China. Es la primera vez en siete años que el primer ministro de Japón hace una visita oficial a China. Hay analistas que afirman que el restablecimiento de los intercambios recíprocos de alto nivel chino-japoneses es igual a pulsar “el botón dereinicio” que reanude positivamente la relación de los dos países. Esta metáfora es apropiada.

En el tiempo de la visita que Shinzo Abe hizo a China se enmarcan tres “coincidencias”. Una coincidencia es el 40 aniversario de la firma del Tratado de Paz y Amistad de China y Japón. Otra coincidencia es que se empalma con el 40 aniversario del establecimiento de la política de Reforma y Apertura de China. Y una tercera coincidencia es la elevación constante de las fricciones comerciales chino-estadounidenses y el contexto de que la situación internacional ha experimentado un nuevo cambio.

Se habla de “coincidencias”, pero en realidad es el autor que no hace más que dar un poco de color al artículo,  tal y como el poeta británico, Alexander Pope, dijo: todo lo fortuito está predeterminado a ser inevitable. El contexto de la visita de Abe a China y de la mejora de la relación chino-japonesa es una necesidad lógica del desarrollo y cambio de la situación internacional.

Hace más de 40 años, Mao Zedong, Zhou Enlai, Deng Xiaoping, Kakuei Tanaka y Takeo Fukuda, entre otros líderes chinos y japoneses de la vieja generación, terminaron con gran valentía y sabiduría la enemistad y la inexistencia de contactos de la posguerra, y materializaron la normalización de las relaciones entre China y Japón, que colocó a la relación chino-japonesa en la senda correcta de la paz y la cooperación. La firma del Tratado de Paz y Amistad Chino-Japonesa no solo fue una contribución a la paz de Asia y del mundo, sino que construyó un entorno exterior positivo para la reforma y apertura de China. Dos meses después de que se rubricara el Tratado, dio inicio la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China, con el que se abrió formalmente la gran puerta de entrada para la política de Reforma y Apertura de China.

 

En un periodo de 40 años, el volumen del comercio chino-japonés aumentó de los 4 mil millones de dólares en 1978 a 300 mil millones de dólares en la actualidad, mientras que el intercambio de personas aumentó de decenas de miles a más de 10 millones hoy en día. La política de Reforma y Apertura permitió que la economía de China se desarrollara a un ritmo veloz y que el país saltara hasta convertirse en la secunda economía más grande del planeta, además de cimentar las bases para el establecimiento de relaciones chino-japonesas de la nueva era. Es posible decir que sin la mejora de las relaciones chino-estadounidenses y chino-japonesas, la política de Reforma y Apertura de China no hubiese tenido un entorno internacional apropiado, y habría sido difícil cosechar los éxitos de hoy en día; de igual forma, sin el desarrollo económico generado por la política de Reforma y Apertura ni el creciente estatus internacional, China no habría podido convertirse en el sentido real en un socio de cooperación ni en un competidor.

La visita de Abe a China ocurre justamente cuando el entorno internacional ha experimentado un nuevo cambio. Desde que el presidente de EE. UU., Donald Trump, asumió el cargo, empuñando el garrote del proteccionismo comercial y desplegando plenamente el unilateralismo, ha asestado colosales impactos y ha dañado los marcos de cooperación multilaterales existentes y el orden económico internacional, además de las relaciones internacionales. China requiere sobre una base de desarrollo de 40 años seguir profundizando la reforma, ampliar la apertura y debe oponerse firmemente al unilateralismo y al proteccionismo comercial, mientras que Japón, que toma las importaciones de materia prima, las manufacturas y las exportaciones como una estructura económica peculiar, ha decidido que no puede ahora más que nunca aceptar el unilateralismo ni el proteccionismo comercial.

 

Pese a que por problemas territoriales e históricos China y Japón han tenido desacuerdos ininterrumpidos, al final, ¿qué es más importante comparado con la amenaza que inflige al orden internacional la ola antiglobalización y de proteccionismo comercial? ¿qué es más importante comparado con la dirección y futuro de la relación de los dos países? Los pueblos de ambos países y los gobiernos todo lo ven con claridad. Después de todo, en términos comparativos, el futuro es más vasto que la historia. Esta es la verdadera razón que ha permitido la mejora de las relaciones chino-japonesas.

Sin importar que se trate de China o de Japón, el viraje favorable que experimentan sus relaciones es una rara oportunidad, y a ambas partes concierne trabajar para hacer que las relaciones chino-japonesas salgan lo antes posible de su punto más bajo y vuelvan a la senda del desarrollo normal. Para entender el significado fundamental de la mejora de las relaciones chino-japonesas pueden observarse los puntos citados a continuación:

Primero, las relaciones chino-japonesas no son relaciones bilaterales sencillas. China y Japón conjuntamente son países importantes para Asia, y sus economías son también la segunda y la tercera más grandes del planeta. Conjuntamente sus transacciones en Asia-Pacífico y en el mundo desempeñan un papel muy importante. Si dos países que tienen este peso adoptan una actitud de confrontación no solo influirán en la paz y la armonía de Asia, sino que también afectarán la paz del mundo y el desarrollo. Por ello, gestionar apropiadamente las relaciones chino-japonesas es de suma importancia toda vez que su significado vas más allá del ámbito de la relación bilateral.

Segundo, beneficio compartido y perspectivas amplias. Ahora que ambas partes han cambiado la rivalidad por una asociación de cooperación, entonces es posible sobre una base de ventajas complementarias en el mercado y en la tecnología, abrir más vastamente el campo de la cooperación, por ejemplo una cooperación trilateral de mercados. China posee una capacidad poderosa de transformación y de fabricación, mientras que Japón cuenta con una capacidad de gestión y ciencia y tecnología avanzadas. Una vez que se topen en el mercado internacional será inevitable una competencia. Si dos colosos se confrontan, indefectiblemente, ambas partes resultarán lesionadas: no solo dañarán las industrias de ambos países, sino que reducirán el nivel de los servicios y la calidad. Abe visitó China en esta ocasión, y trajo una enorme delegación de líderes empresariales, además de asistir a la Cumbre de Cooperación Trilateral de Mercados China-Japón. Esto evidencia que ambas partes tienen una visión consensuada sobre este aspecto.

Tercero, oponerse conjuntamente al proteccionismo comercial y proteger el sistema de libre comercio y las reglas de la Organización Mundial de Comercio. Desde hace dos años, por un lado, la parte estadounidense ha “abandonado grupos” en el tema de los asuntos internacionales, y por otro lado, ha impulsado el unilateralismo y el proteccionismo comercial, con los que no solo ha golpeado el orden actual del comercio internacional, sino que también ha infligido heridas a los intereses de China y de Japón, a lo que se suma el deterioro de las relaciones internacionales y el de la situación mundial. China y Japón como beneficiarios y defensores de un sistema de comercio multilateral, tienen razones plenas para confrontar con las manos unidas el proteccionismo comercial, y por medio del impulso al Acuerdo de Libre Comercio entre China, Japón y Corea del Sur y del sistema multilateral, pueden edificar conjuntamente y proteger un sistema económico mundial de naturaleza abierta.


Cuarto, entre China y Japón hay una historia de intercambios de más de 2.000 años, y también hay dolorosa lecciones traídas por la guerra. Las relaciones entre los dos países son complejas y peculiares, no es posible anhelar que por siempre el viento soplará en la popa, ambas partes deben ver la relación chino-japonesa con una visión a largo plazo y con expectativas amplias y con una postura para la gestión de problemas racional y realista, y no someterse a estados de ánimo ni coartarse por problemas que no pueden solucionarse temporalmente. Solo así podrá impulsarse el desarrollo de la relación chino-japonesa a un nuevo nivel, acrecentando el bienestar de los pueblos de ambos países e impulsando la paz y el desarrollo del mundo.


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