spanish.china.org.cn | 29. 01. 2018 | Editor:Elena Yang | [A A A] |
Por Patricio Giusto*
El discurso del presidente chino Xi Jinping es de una enorme trascendencia, para China y para el mundo. Se trata, sin duda, del Congreso Nacional del Partido Comunista de China que más atención internacional ha concitado en la historia. Este interés tiene que ver con el lugar protagónico que hoy ocupa China, superpotencia económica en franco ascenso, pronta a superar a los Estados Unidos. Pero también tiene que ver con la consolidación del liderazgo indiscutido de Xi en China y su creciente influencia como líder global, en tiempos de mucha incertidumbre desde que Trump llegó al poder.
China se ha convertido en un factor decisivo para la estabilidad y el orden global, como nunca antes en su milenaria historia. En ese sentido, el extenso discurso de Xi define un rumbo muy claro para China, de cara a las metas de los “dos centenarios” (2021 y 2049). Pero también Xi ha invitado al resto de los países del mundo a seguir el exitoso modelo de desarrollo y a asociarse a China que, como Xi afirmó, “se volverá cada vez más abierta”. La mayor apertura de la economía china es una gran noticia para el mundo, mientras Estados Unidos se cierra y aisla generando gran temor e incertidumbre para sus socios históricos.
Los grandes pilares de la gestión de Xi en estos primeros cinco años de mandato han sido: La profundización del desarrollo económico con foco en la tecnología y la innovación, la implementación de la iniciativa de la Franja y la Ruta (el mayor plan de infraestructura de la historia de la humanidad), el desarrollo verde con la impresionante transformación de la matriz energética china y la implacable campaña anticorrupción. Sin duda, estos logros serán parte del legado que dejará la era de Xi. Su profundización en los próximos cinco años es lo que allanará el camino al logro de las metas de los “dos centenarios”.
El futuro del Partido Comunista de China y del “Socialismo con características chinas”
Para lograr los objetivos económicos, Xi ratificó el liderazgo excluyente del Partido Comunista en la conducción y transformación de China. Para ello, es fundamental seguir avanzando con la purga de los corruptos y desviacionistas, a la par de generar un “nuevo pensamiento, para una nueva era”. Justamente, “nueva era” es la expresión que más repitió Xi durante su discurso. Siguiendo las líneas históricas del marxismo-leninista, y los aportes de Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao, Xi propuso que, tanto el Partido como el pensamiento comunista chino, se adapten al nuevo contexto global, que tendrá a China emergiendo pacíficamente como la mayor potencia global hacia mediados de este siglo. Fue muy importante que Xi haya remarcado que China jamás buscará la hegemonía y el expansionismo. La historia china lo respalda.
Nuevas tendencias mundiales que enfrenta China
China emerge como la gran superpotencia del Siglo XXI en un mundo muy complicado, con muchos problemas. Entre los principales: la lenta recuperación de la economía mundial, la creciente amenaza del terrorismo y el separatismo (que principalmente afecta a Europa), junto al declive y creciente aislacionismo de los Estados Unidos. Esto quiere decir que China deberá asumir un protagonismo a nivel global que nunca había tenido en su historia y tendrá que afrontar un esfuerzo adicional para implementar sus políticas a nivel global, principalmente la iniciativa de la Franja y la Ruta. Esto también demandará un apoyo adicional de China a sus principales socios asiáticos y en otras regiones del mundo.
China y la Argentina
China y la Argentina son socios naturales y estratégicos. China necesita lo que produce Argentina y Argentina necesita de las inversiones y apoyo financiero de China para las grandes obras de infraestructura. La gran cuestión es la asimetría en la relación, que se traduce en fuerte déficit comercial en favor de China. Esto debiera ir resolviéndose en los próximos años, ya que el presidente Xi le manifestó a Mauricio Macri durante su última visita de Estado a China, en mayo, la intención de China de acortar ese déficit con mayor apertura comercial. Pero la mayor responsabilidad es de Argentina, que tiene la gran posibilidad de pasar de mero proveedor de materias primas a ser un gran exportador de alimentos elaborados para la creciente clase media china. El problema es que en Argentina todavía prima el desconocimiento sobre la importancia de China y Asia, sumado a que todavía no hay un consenso político y rumbo definido en ese sentido. Esto es similar a lo que ocurre en casi todos los países de Latinoamérica, salvo algunas excepciones, como Chile. En definitiva, la potencialidad de la relación entre China y Argentina es enorme y es una relación de beneficio mutuo. Y esa relación de beneficio mutuo no sólo tiene que ver con el comercio, las inversiones y las finanzas. La cultura, el turismo y el deporte se perfilan como otros campos complementarios de gran potencialidad y fuerte contribución para mejorar la cooperación y entendimiento mutuo.
*Patricio Giusto: Director del centro de estudios Diagnóstico Político. Politólogo y docente universitario de la Universidad Católica Argentina