spanish.china.org.cn | 26. 11. 2018 | Editor:Lety Du [A A A]

¿Por qué 1978 es de importancia crucial para el resto del mundo?

Palabras clave: 1978, China, reforma, apertura

La Tercera Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China, celebrado en Beijing en diciembre de 1978, no fue un evento radical para el mundo. No hubo mayores desacuerdos ni confrontaciones entre líderes. En muchos aspectos, el evento tuvo un proceso de desactivación casi sin obstáculos. El recién designado vice primer ministro, Deng Xiaoping, pronunció un discurso en el que urgía ampliamente a los cuadros a “buscar la verdad en los hechos” y a “liberar la mente”.

El que un miembro del liderazgo como él dijera esto era algo contundente. Y mientras la mayoría de los observadores internacionales, al principio, no comprendieron el significado de lo que se había rubricado, muchos en la dirigencia sí lo entendieron.


Las directrices de Deng se hicieron más claras.

En los años venideros las señales de lo que era “liberar la mente” y “buscar la verdad en los hechos” se volvieron más claras. Las comunas y las brigadas de trabajo comenzaron a desbandarse. En el campo, los experimentos emprendidos a comienzos de la década de los 70 en provincias como Anhui y Sichuan — en donde los agricultores gozaban de mayores libertades para sembrar cultivos y para vender los excedentes, en lugar de entregar su totalidad al sistema estatal—se extendieron hasta abarcar a todo el país.

Una ley para empresas conjuntas se aprobó en 1979, con Coca Cola iniciando una planta embotelladora en Tianjin poco tiempo después—la primera empresa extranjera que trabaja con un socio local desde 1949—. Para 1981, las zonas económicas especiales de Shenzhen, Zhuhai, Xiamen y Shantou estaban operando plenamente. Los contornos de China bajo la reforma y apertura a partir de este momento eran irrefutables y claros. El resto, como dice el dicho popular, es ya historia.

Líderes del espectro político tan diversos como Wan Li, Hu Yaobang y Xi Zhongxun —padre de la máxima autoridad actual del Partido, Xi Jinping—, hicieron contribuciones. Algunos estaban a cargo de provincias que experimentaron exitosamente, y posteriormente consiguieron que sus propios planes piloto se adoptaran a nivel nacional. Otros ofrecieron apoyo a Beijing. Peng Zhen, otrora alcalde de Beijing y a mediados de la década de los 80 presidente de la Asamblea Popular Nacional, introdujo la Ley de Elección Orgánica de Aldeas, que atestiguó las primeras acciones para introducir las elecciones de varias personas en las cientos de miles de aldeas de China. Esto restauró algunos niveles de la buena gobernanza de las áreas rurales de China, en donde muchas personas aún vivían, y que habían sido altamente inestables en el periodo previo a 1976.

 

Las ZEC desempeñan un papel fundamental

Hubieron muchas otras contribuciones, como aquella estrechamente asociada con Xi Zhongxun mientras era la segunda figura principal y posteriormente el secretario provincial del Partido y gobernador de la provincia de Guangdong de 1979 a 1981, en donde apoyó la puesta en vigor de las zonas económicas especiales, y permitió la fabricación en China para los mercados de exportación a fin de elevar los ingresos y construir una base local con habilidades más poderosa.

No había lineamientos para la reforma que hayan sido establecidos en 1978 para ser llevados vigorosamente a la práctica a partir de 1979. Así que en lugar de objetivos centrales y provinciales rígidos —que debían cumplirse por todo el país a manos de las empresas estatales  y otras entidades—, más flexibilidad se permitió.

Los cuadros y aquellos que trabajaron con ellos buscaban llenar las brechas y pusieron en práctica sus iniciativas. Deng apoyaba a jóvenes cuadros que demostraban creatividad, promoviéndolos en la década de los 80 a posiciones de liderazgo de alto perfil. En muchas formas, 1978 inició lo que puede ser considerado un proceso de “gran aprendizaje”. Se esperaba que funcionarios fueron autocríticos y más abiertos. Debía reorientarse a aquello que más importaba en el programa político de Deng: mejorar la vida de las personas y responder a sus carencias materiales de la vida diaria.

 

La Cuatro Modernizaciones

El enfoque desprovisto de dogmatismo de la nueva dirigencia les permitió viajar por el mundo para observar diferentes modelos con los que se debía concluir la forma para mantener altas tasas de crecimiento y para modernizar la tecnología, la industria, la agricultura y la defensa. Las Cuatro Modernizaciones que habían sido mencionadas en la década de los 50 debían ser atendidas urgentemente.

Deng visitó los EE. UU. y Japón. Otros líderes fueron a Europa, y prestaron atención a las economías de alto crecimiento en su propia región, entre ellas Singapur, Malasia, la región china de Taiwán, y la República de Corea. Copias serviles de modelos extranjeros estaban fuera de toda fórmula. Lo que sí se aceptó fue un nuevo enfoque ideológico, el “socialismo con características chinas”, con el que se conjugaría lo mejor de otros modelos con las condiciones culturales, sociales y políticas intrínsecas de China.

Hubo una gran cantidad de consecuencias inesperadas que siguieron a este proceso de innovación y apertura a nuevas ideas. Las empresas de poblados y aldeas, que comenzaron a florecer en la década de los 80, fueron el resultado de un aumento drástico de la productividad en áreas rurales, y con mejores incentivos y métodos más eficientes, las labores en las granjas se convirtieron en tareas que ocupaban menos labor intensiva, y muchos que antes habían trabajado en este sector estuvieron en libertad de buscar otras oportunidades. Las empresas de poblados y aldeas (TVE por sus siglas en inglés) eran entidades híbridas clásicas, que trabajaban en diferentes sectores de zonas rurales, como fábricas o empresas, enseñando a los chinos cómo hacer negocios.

Las TVE se convirtieron en los empleadores de la mayoría de los chinos a finales de la década, y pese a ello, como Deng lo indicó, nunca hubo un plan específico para que esto ocurriera. Simplemente había sido una feliz consecuencia de todo el proceso de introducir nuevas formas de trabajo. En muchas formas, las TVE son las entidades básicas sobre las que el pujante sector no estatal de China se consolidó, y que ahora contribuye con más de la mitad del crecimiento del PIB y con la mayoría de las fuentes de trabajo.

 

Impacto inmediato de la reforma

En términos de impacto en el crecimiento, la reforma y la apertura fue un éxito inmediato. Desde 1980, el crecimiento de China comenzó a subir, alcanzando rápidamente dos dígitos, algo que se mantuvo hasta los primeros años del siguiente milenio.

En lugares como Shenzhen —una aldea de pescadores de unos pocos cientos de miles de personas en 1978—, el impacto de la reforma es material y real. Hong Kong, justo en la demarcación, parecía un lugar de otro planeta en comparación. Pero para finales de 1980, Shenzhen se había transformado en un centro de fabricación con su propio conjunto de rascacielos y edificios habitacionales. En este periodo hubo años en los que su crecimiento ocupaba un sorprendente 45 por ciento.

Al tiempo que el mundo exterior comenzó a entender que la reforma y apertura no eran fenómenos temporales, sino que eran, por el contrario, un mar de cambios en actitudes y enfoques de China, los vínculos y los lazos entre las partes se profundizaron, y se volvieron más variados. Para finales del 2000, China en su conjunto se había convertido en una zona económica especial, con las ubicaciones originales capaces de fabricar buenos productos no solo para la exportación, sino para el creciente mercado nacional.

Tras la entrada de China en la OMC en 2002, las fuerzas productivas se desataron de tal forma que impactaron en todo el país, desde las zonas costeras hasta las regiones occidentales. La campaña de “Ir a Occidente” de 1999 comenzó a alentar a los gobiernos provinciales como Yunnan, Sichuan, Gansu y Mongolia Interior a comenzar su propia reforma acelerada. Establecieron parques científicos y zonas tecnológicas, y lucharon por atraer no solo socios nacionales sino también extranjeros, además de apoyo.

En las cuatro décadas de reforma y apertura, podemos ver dos grandes impactos. El primero es que, en China, una clase media con un ingreso percápita de 8.000 rmb ha surgido, más de 30 veces el nivel que existía al comienzo del proceso. En 1978, China y los chinos solo podían soñar con una vida de bienestar. Hoy, el sueño es, para muchos, una realidad. Sus vidas tienen equivalentes a estándares de Europa y del resto del mundo. Viajan al extranjero, tienen autos y casas propias. Esto era algo que ni siquiera sus abuelos podían imaginar, y pese a ello, lo han atestiguado en esta vida.

La segunda es más sutil. Ha enseñado a los chinos y al mundo sobre la flexibilidad en el seno de sus filosofías económicas, y sobre las vinculaciones con el entorno a su alrededor—y esto es algo que aquellos fuera de China deberían prestar atención y aprender.

En 1978, Deng pidió a sus compañeros y colegas “liberar su pensamiento”. Esta fue una decisión valiente de hacer tras tantos años de incertidumbre, especialmente en un momento en el que orientaba las cosas rumbo a algo que había sido totalmente inaceptable: atraer capital extranjero al país, aceptar las empresas conjuntas y permitir al mercado chino existir. Antes de 1976, todo esto hubiese sido ilegal. Pero a partir de 1979, lo aceptaron y lo impulsaron. Este cambio de actitudes y de habilidades para reiniciarse y orientarse ofrece comida a cambio de pensamientos no solo para los chinos sino para todo el mundo. No hay reglas duras ni rápidas, reza la experiencia china, y las situaciones pueden cambiar. Lo primordial es reconocer los hechos y posteriormente hacerles frente, ser abierto y autocrítico.

 

Identidad central como un lugar distintivo

China bajo Deng y desde la aplicación de la reforma, ha cambiado radicalmente. No obstante, ha mantenido su identidad central como un lugar muy distintivo con una peculiaridad cultural única y una apariencia social especial. Esto demuestra que en muchas formas el pragmatismo y la flexibilidad del enfoque de Deng es profundo y correcto acerca de la naturaleza de China y de los chinos. Hoy en día, la reforma y la apertura permanecen.

Debido a la prominencia mundial de China, otros países pueden profundizar en su propia era de reforma y apertura, y adoptar más de China y de sus ricas tradiciones y culturas. Esto sería sin lugar a dudar un proceso de aprendizaje global grandioso. Y significaría que el espíritu de “liberar el pensamiento” no solo es apropiado para China, sino para todo el mundo.

 

 


 


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