spanish.china.org.cn | 16. 10. 2018 | Editor:Elena Yang | [A A A] |
Solo dos meses antes del discurso del vicepresidente de Estados Unidos Mike Pence el 4 de octubre sobre la política del gobierno estadounidense hacia China, el gigante norteamericano del café Starbucks se asoció con el conglomerado de comercio electrónico Alibaba para impulsar su negocio en China.
Lamentablemente, la historia de éxito de Starbucks, que es producto de la cooperación mutuamente beneficiosa entre China y Estados Unidos, se ha desvanecido en la memoria de algunos políticos de la administración de Trump, quienes hoy en día dicen ser unos limosneros.
En su discurso ante un grupo de expertos en Washington, Pence repitió la afirmación de la administración estadounidense de que "hemos reconstruido China". El vicepresidente afirmó que "Estados Unidos acordó darle a Beijing acceso abierto a nuestra economía y trajimos a China a la Organización Mundial de Comercio (OMC)".
El discurso estuvo en sintonía con el cliché de que el éxito de China se debe al llamado sacrificio de los intereses de Estados Unidos. También ha demostrado una vez más el pensamiento egocéntrico de "América Primera" de la administración de Trump.
Lo que Pence evitó mencionar es que después de su entrada en la OMC, China abrió su mercado a Estados Unidos con mayor alcance y profundidad. Según las estadísticas de las Naciones Unidas, las exportaciones de EEUU a China aumentaron un 577 por ciento de 2001 a 2017, un número mucho más alto que el 112 por ciento de la tasa de crecimiento promedio de las exportaciones totales de Estados Unidos.
Además, las empresas estadounidenses se han beneficiado con creces del mercado chino. Por ejemplo, la producción de General Motors en China llega al 40 por ciento de su producto global, y las ventas de microprocesadores de Qualcomm y los precios de las licencias para patentes en el mercado chino se cuentan en el 57 por ciento de sus ingresos totales.
Desafortunadamente, estos irrefutables datos fueron deliberadamente ignorados por el vice presidente de EEUU.
Sin dudas, el éxito de China no se logró sin la cooperación de beneficio mutuo establecida con otros países alrededor del mundo, en la cual Estados Unidos jugó un importante papel. Sin embargo, esto no significa que las exportaciones del país asiático sólo se dediquen al mercado estadounidense o que el crecimiento de la economía china dependa estrictamente de la inversión de EEUU.
De hecho, el éxito de China depende del duro trabajo del pueblo chino y del camino socialista con características chinas que éste ha elegido y no del déficit comercial de Estados Unidos o de ciertos modelos delirantes predicados por algunos líderes estadounidenses.
Desde que China comenzó su épica reforma y apertura hace 40 años, más de 700 millones de chinos han salido de la pobreza. Con una tasa de crecimiento del PIB anual de más del 9 por ciento entre 1989 y 2018, China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo.
También favorece al milagro chino el firme compromiso del país en abrir sus puertas al mundo entero y aprender de la experiencia útil y los destacados logros de todos los demás países.
Hasta la fecha, China ha fomentado asociaciones comerciales con más de 230 países y regiones, y se ha convertido en el primer socio comercial de más de 120 de ellos.
De cara al futuro, la cooperación y la conexión de China con el mundo exterior seguramente brindarán más beneficios no solamente para el país asiático sino también para el mundo entero.