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spanish.china.org.cn | 08. 03. 2017 | Editor:Lety Du | Texto |
Por Juan Carlos Moreira
China tiene como objetivo erradicar la pobreza en las zonas rurales para el 2020, asegurando cumplir una de las metas trazadas en su “XIII Plan Quinquenal”. Es por ello por lo que destina importantes recursos públicos y privados para lograrlo.
En la presentación del Informe Anual sobre el Trabajo del Gobierno, durante la sesión de apertura de la Asamblea Popular Nacional (APN), el primer ministro Li Keqiang afirmó que otros 10 millones de residentes en zonas rurales de China lograrán salir este año de la pobreza, y que se aumentará en más de un 30 por ciento los fondos especiales destinados a este objetivo.
La meta que establece China es realista y objetiva. Está avalada por sus consecutivos y elocuentes éxitos en la lucha contra la vida precaria, a partir del proceso de reforma y apertura iniciado por Deng Xiaoping, desde finales de la década de 1970.
Desde entonces, China ha sacado de la pobreza a más de 700 millones de habitantes. Además, es el primer país que ha logrado el Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU que indica “reducir la pobreza a la mitad”.
Casi cuatro décadas después, guiada por la nueva dirigencia del Partido Comunista China (PCCh) y la visión estratégica del presidente Xi Jinping, China –país que cuenta con más de 1.300 millones de habitantes y 88 millones de miembros del PCCh- sigue definiendo la lucha contra la pobreza como un objetivo priorizado en aras de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Dentro de su alta aspiración de consolidar una "sociedad modestamente próspera", el presidente Xi está determinado en cristalizar la revitalización nacional, dentro de un contexto histórico donde mantener un rápido índice de crecimiento se hace cada vez más complejo. Para ello, sus principios políticos expresados en las "Cuatro Tareas Integrales"(consolidar la construcción de una sociedad modestamente próspera, profundizar en la reforma, impulsar la administración del país bajo el imperio de la ley y mantener un riguroso gobierno desde el PCCh) unido a un desarrollo innovador, coordinado, ecológico, abierto y compartido como los motores de crecimiento y desarrollo nacionales.
Una efectiva lucha social contra la pobreza tiene que vincularse directamente a los resultados del crecimiento económico del país, a los esfuerzos por ampliar el acceso a una educación de calidad y empleos dignos, a la implementación de políticas que incidan positivamente en el desarrollo local, a la exigencia de una mejor redistribución de la riqueza y al decidido empeño de seguir ampliando capacidades e infraestructuras en las regiones más atrasadas, entre otros determinantes factores.
En relación al crecimiento económico, el año pasado China registró un 6,7%, cifrando 74,41 billones de renmimbi. Aunque se trata de la cifra más baja de los últimos 26 años, es muy superior al desempeño de otras grandes economías del mundo. Este año, China ha fijado un 6,5%. Esto significa que 10 millones de chinos lograrán salir de la pobreza. Es decir, casi el número total de habitantes de un país como Cuba.
El año pasado, 90 millones de estudiantes chinos se beneficiaron de los fondos de asistencia gubernamental. En ese período, China invirtió más de 160 billones de renminbi (23,2 billones de dólares) en ayudas para los estudiantes de todos los niveles, desde la enseñanza preescolar hasta la universidad, registrando un 8.24 por ciento superior al 2015. Del total de la ayuda financiera ofrecida, más de 110 billones de renmimbi (15,9 billones de dólares) provino de las finanzas públicas.
También durante el 2016, el Centro Nacional para la Ayuda Financiera Estudiantil -adscrito al Ministerio de Educación de China - puso en marcha un proyecto piloto, que permitió a los estudiantes que reciben préstamos del Estado, ser subsidiados si lograban ser admitidos por una universidad china. Un total de 620.000 estudiantes universitarios de bajos ingresos se han beneficiado con este nuevo programa que promueve la inclusión y la educación de calidad como formas directas de combatir la pobreza y la marginalización.
Como otro punto destacable, cabe señalar que más de 36 millones de niños y niñas de 134.000 escuelas primarias y secundarias en las regiones rurales empobrecidas se han beneficiado del programa de mejora de la nutrición estudiantil, desde su implementación en el año 2011, de acuerdo a estadísticas del Ministerio de Educación de China.
En relación al empleo, aunque el recorte de capacidad es necesario y tendrá sus beneficios a largo plazo, el ajuste no ha estado exento de desafíos. A esta dinámica, se unen la decisión de cerrar las "empresas zombies", es decir, las empresas generadoras de pérdidas, endeudadas y dependientes de préstamos bancarios o subsidios estatales y alentar el plan "Creado en China 2025" que planifica la transición hacia la manufactura de alta calidad y la robótica como uno de los puntos claves de la futura industria inteligente del futuro cercano.
Dentro de esta “nueva normalidad” y en plena eclosión de las reformas económicas de base, para mantener el ritmo en la lucha contra la pobreza, es imprescindible mantener la tasa de desempleo por debajo del 5%. El Informe Anual del Trabajo del Gobierno 2017 enfatizó que se crearán más de 11 millones de nuevos puestos de trabajo en las ciudades y la tasa de desempleo se ubicará por debajo del 4,5%.
El desarrollo del comercio electrónico ha tenido un papel positivo en la economía rural como el destacadísimo ejemplo dentro del grupo de nuevas soluciones que fomentan el empleo digno en las zonas empobrecidas, áreas que han experimentado una mejora de sus ingresos y condiciones de vida. En los “pueblos Tabao” (aldeas en las que el número de tiendas en línea equivale al menos al 10% de la población local y la facturación anual del comercio electrónico supera los 10 millones de remimbi) se han creado más de 840.000 puestos de trabajo, alcanzando la venta minorista en línea de productos agrícolas alrededor de 220.000 millones de remimbi en ganancias durante el 2016.
La falta de infraestructura, que se traduce en carencia de ventajas competitivas, es uno de los factores que obstaculiza la lucha contra la pobreza en las zonas rurales y un motivo para la emigración del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades de vida. El dato lo evidencia: los 43 millones de habitantes rurales que aún están en situación de pobreza viven en zonas sin carreteras, sin acceso al agua potable ni a la electricidad.
China ha perfeccionado el concepto de estímulo masivo por el de “inversiones en infraestructuras específicas y en lugares específicos”. El gobierno chino ha prometido que más de la mitad de los impuestos devengados por la compra de vehículos, alrededor de 840.000 millones de renmimbi (125.000 millones de dólares), se destinarán a la construcción de carreteras rurales durante la implementación del “XIII Plan Quinquenal (2016-2020)”, un incremento considerable respecto a los 550.000 millones de renmimbi invertidos en los últimos cinco años.
Para el año 2020 se prevé 1 millón de nuevos kilómetros de carreteras en zonas rurales y 100 proyectos de construcción y ampliación de autopistas, vías férreas y aeropuertos que conecten a las regiones remotas, especialmente las zonas étnicas y fronterizas, con áreas desarrolladas. Se aspira a que a todos los pueblos de China lleguen autobuses regulares para que los turistas nacionales e internacionales puedan visitarlos. Además, todas las cabeceras municipales estarán entroncadas con las carreteras de alta calidad, las redes ferroviarias y las autopistas nacionales.
En las zonas rurales empobrecidas, la inversión en infraestructura ampliará el comercio de productos locales en China y hacia el exterior, atraerá el turismo, impulsará la demanda interna, creará más y mejores puestos de trabajo que permitirán aumentar el consumo local de bienes y servicios.
Con programas internacionales inclusivos como la iniciativa “la Franja y la Ruta” y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), China también está interconectando regiones y países dentro de una nueva arquitectura globalizadora, creando oportunidades de desarrollo para regiones del país que protagonizan y capitalizan sectores e industrias dentro de “la Franja y la Ruta”.
Sin falsos triunfalismos, al igual que otras grandes metas que parecían lejanas y hoy en día son realidades cotidianas, si el gigante asiático mantiene un crecimiento económico estable, un buen paso en la reforma estructural de la oferta, continúa alentando la innovación y el emprendimiento empresarial y mantiene bien controlado los brotes de corrupción institucional, llegado el año 2020 China podrá anunciar que la pobreza se ha erradicado en zonas rurales y que la “sociedad prósperamente acomodada” que ansía el sueño chino es un hecho.