A poco de celebrarse el Año Nuevo Lunar, la niebla tóxica cubrió durante más de 10 días una gran parte del territorio chino, lo cual puso una vez más sobre el tapete el tema del transporte ecológico. En especial, el alquiler de bicicletas, una tendencia muy de moda en los últimos años, captó el interés de los internautas dentro y fuera de China.

La bicicleta es bastante familiar para los chinos. En los años 60 y 70 del siglo pasado, las familias soñaban con tener una pues era vista como un signo de riqueza. Posteriormente, con el desarrollo económico, se convirtió en una necesidad básica y en el medio de transporte más importante para muchas generaciones.

Después de los años 90, el avance de la economía promovió la expansión de los autos en su desmedro y hasta la fecha la tenencia de un coche es símbolo de estatus para muchos chinos.

Sin embargo, ahora la bicicleta ha regresado al espectro público como una forma de “economía compartida”.

Tomemos como ejemplo a Mobike y Ofo, las aplicaciones más utilizadas del mercado. A través del teléfono móvil, uno puede alquilar y devolver la bicicleta sin problemas, solo se necesita escanear el código QR para abrir el cerrojo. Además, no hay un punto fijo de recojo y entrega. Cada unidad cuenta con un rastreador GPS, el cual señala al usuario las bicicletas disponibles en su área para su reserva.

El sector aprovecha el desarrollo de Internet y se sirve de su conveniencia, lo que ha permitido su rápida popularización y desarrollo en las ciudades. En 2015, el número de unidades utilizadas en China superó la suma total en el resto del mundo.

A pesar de que todavía es muy temprano para lanzarse a pronósticos sobre su futuro desarrollo, lo seguro es que su auge incentiva a las industrias relacionadas con la bicicleta, y lo que es más importante guía lo que se conoce como la segunda transición del concepto de transporte. Asimismo es un ejemplo en la mejora de la eficiencia, la reducción de gastos y la protección del medio ambiente.