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spanish.china.org.cn | 08. 03. 2016 | Editor: Elena Yang | [A A A] |
A pesar de la volatilidad de corto plazo, el yuan se mantendrá estable pues varios factores apuntalan la resiliencia de la moneda en el largo plazo.
El yuan ha seguido fortaleciéndose, lo que ha disipado las preocupaciones sobre la salud de la economía, el gobierno suavizó la meta del producto interno bruto (PIB) para 2016 y la agencia calificadora Moody's degradó los bonos soberanos de China.
Los responsables de establecer la política en las sesiones anuales actuales de legisladores y asesores políticos han hecho esfuerzos para asegurar a los inversionistas que el yuan se mantendrá estable frente a una cesta de divisas.
Cierta debilidad en el corto plazo es comprensible, pues los controles de divisas de China se han relajado para dar al mercado un mayor peso. Como la Reserva Federal estadounidense cerró su válvula de dinero, las economías emergentes están sintiendo los efectos de la salida de capitales, y no se puede esperar que el yuan sea totalmente inmune a la fortaleza del dólar.
No obstante, los fundamentos siguen siendo sólidos. El superávit comercial de China es más que adecuado. Existen amplias reservas de divisas, poca deuda externa y una determinación clara de parte del gobierno para revitalizar la economía.
Como una manifestación clara de confianza en la moneda y otro hito en el camino hacia la internacionalización plena, a partir de octubre el Fondo Monetario Internacional (FMI) incluirá al yuan en su cesta de derechos especiales de giro (DEG).
La economía de China puede estar creciendo más lentamente que en 25 años, pero el nivel actual de crecimiento es todavía la envidia del mundo y las finanzas domésticas están en mejor forma que en la mayoría de las economías desarrolladas o emergentes. Estos factores, combinados con la estabilidad política de China, dejan a la economía preparada para enfrentar los vientos globales en contra.
Ante la debilidad de los precios globales de las materias primas, el superávit de la cuenta del mayor consumidor mundial de esos productos parece destinado a aumentar, lo que contrarresta cualquier salida de capitales o merma en las reservas de divisas.
De acuerdo con un cálculo de Kenneth Courtis, ex vicepresidente de Goldman Sachs Asia, los precios bajos del petróleo crudo por sí mismos pueden reducir los costos de la energía de China en 320.000 millones de dólares este año, lo que representa un ahorro general de hasta 460.000 millones de dólares.
Además, el gobierno chino no desea ver disminuciones sustanciales en el yuan ni tiene intención de impulsar las exportaciones a través de la devaluación. Cuando China se unió oficialmente en enero al Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, el primer ministro Li Keqiang dijo al presidente del banco, Suma Chakrabarti, que "China no tiene intención de estimular las exportaciones a través de una devaluación competitiva".
La depreciación no deja de tener su atractivo. Los exportadores chinos recuperarían algo de la competitividad perdida y elevar el costo de las importaciones ayudaría a impedir la deflación. Estos beneficios podrían ser superados por la posibilidad de iniciar una guerra de divisas que eliminaría cualquier ventaja posible. La depreciación también podría dañar la economía de otras maneras, dirigiendo la fuga de capitales y sometiendo a los importadores nacionales a riesgos innecesarios.
Y lo que es peor, la depreciación puede obstaculizar el esfuerzo descomunal de China para sustituir un modelo de crecimiento obsoleto basado en el comercio, la inversión y la industria pesada con una expansión sostenible conducida por el gasto del consumidor y el espíritu emprendedor.
Como la devaluación ha sido descartada como una solución rápida, el remedio elegido es un plan de largo alcance para reducir la capacidad industrial excesiva, eliminar los inventarios excesivos y reducir los costos para las empresas, al mismo tiempo que se fomenta las nuevas empresas, con nuevas ideas, productos y métodos.
Con todos estos factores económicos en operación, el yuan incluso podría apreciarse ligeramente, aunque es poco probable un fortalecimiento drástico debido a la presión a la baja y a la tendencia del banco central a la relajación. F