Por Jorge Fernández

En círculos políticos internacionales, analistas observan a las “cuatro tareas integrales”, impulsadas por el presidente de China, Xi Jinping, como una aportación conceptual más que se une a la causa de la construcción socialista.

Esta aportación a la construcción nacional, en un momento de crecimiento económico descendente, necesita de una estructura legal que eficiente su consecución en aras de la prosperidad, el progreso y la justicia social, temas en los que se han conseguido notables avances desde la puesta en vigor de la reforma y apertura.

La construcción integral de una sociedad modestamente acomodada ha sido una de las tareas en la que líderes chinos han puesto un marcado énfasis, no sólo por haber sido uno de los temas centrales en el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, sino porque sobre esta tarea descansa la promesa y la esperanza de un pueblo por la revitalización nacional.

La profundización integral de la reforma es el camino que la dirigencia ha trazado para esta nueva etapa, misma que otorga a las fuerzas del mercado un papel inédito y en el que el motor del crecimiento apunta al consumo interno.

El poder legislativo tiene en sus manos la edificación de un orden legal que no sólo permitirá la profundización de la reforma, columna vertebral en una era de incertidumbre internacional, sino que otorgará a este proceso un carácter cualitativo y sustentable, condiciones básicas para la materialización del “sueño chino”.

La construcción integral de un Estado de derecho aporta al desarrollo nacional la estabilidad social y la prudencia política para actuar racional y calculadamente en el pacto establecido entre el poder político y el pueblo. La vía del imperio de la ley para regir a gobernantes y gobernados es el elemento que garantiza, junto con valores propios de la sociedad china, una armonía a largo plazo.

El fortalecimiento integral de la disciplina del Partido es bajo las peculiaridades del sistema político de China un eslabón indispensable en la eficiencia, calidad y juicio de la gobernanza nacional. Sólo con el ejemplo en un sistema social y político de naturaleza jerárquica, la sociedad participará activa y entregadamente por el fin común de la construcción socialista.

Estas tareas, ahora enmarcadas por el presidente Xi Jinping en un marco conceptual, consolidan a ojos de observadores internacionales una base sólida que, a la par de nociones como el desarrollo científico o la triple representatividad, vigoriza el desarrollo, facilita la construcción socialista y fortalece la construcción del poder nacional.

Por separado, cada una de estas tareas goza del dinamismo inyectado por un peculiar estilo en la administración y la gobernación del presidente Xi Jinping. Pero enmarcadas bajo un concepto y con el amparo legislativo y asesor de la APN y la CCPPC, las cuatro tareas integrales contarán con un espíritu y una vigorización activa y firme en los años venideros.

Tanto China como la comunidad internacional prestan gran atención al desarrollo de las tareas integrales. China es un elemento activo en la arquitectura internacional. La aplicación de conceptos que contribuyan a la paz y a la estabilidad en el desarrollo nacional repercuten en un mundo que se globaliza cada vez más.