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spanish.china.org.cn | 17. 02. 2014 | Editor: Lety Du | [A A A] |
(SPANISH.CHINA.ORG.CN)- Para Edward Hollands la decisión de mudarse a China llegó tras un mes de desempleo y mucha intuición. Fue hace dos años y dos meses que este joven barcelonés llegó a Beijing teniendo muy en claro, que además de la atractiva cultura y tradiciones, las oportunidades que ofrece el país son enormes.
A “Eddie” como lo llaman sus amigos, le gustan los desafíos difíciles: se tomó a China como un reto, pues en su opinión “no es lo mismo un país donde entiendes la lengua y la cultura, a uno que ya te da como reto afrontar la primera necesidad, que es la comunicación”.
Entonces, ¿qué vino a encontrar Hollands en este país tan alejado de su patria? Actualmente es director de proyectos en una empresa estatal china, dedicada a ayudar a empresas internacionales a expandirse y establecerse en China, en distintos ramos que incluyen energía, tecnología e industria. Trabajan conjuntamente con la Comisión Europea y el Gobierno chino y entre sus clientes se cuentan empresas alemanas, canadienses y españolas.
“La cultura laboral en China es totalmente diferente” explica. “En España a veces los pasos para tomar decisiones son más rápidos. En China las decisiones no son rápidas, hay que tener paciencia y adaptarse a los chinos; intentar que ellos se adapten a tí es un error”.
Cuando se le preguntó que era lo que más le gustaba de vivir en Beijing, Edward respondió que: “Primeramente vivir y trabajar en China no es sencillo. Una vez que estás más de seis meses o un año la rutina te hace ver las cosas con más sencillez. China es un país con diversas tonalidades, un país gratificante, desafiante, fascinante, emocionante y a la vez agotador, sorprendente e inspirador y la lista sigue. Para mí no hay blanco y negro cuando se trata de China”.
“O te adaptas o ‘mueres’” sentencia el barcelonés. “Te adaptas sí o sí a su forma de hacer las cosas y a su paciencia. En Europa vivimos muy acelerados y aunque China tiene la imagen de ser un país acelerado, si excavas un poco más, ves que no lo es, sobre todo a nivel de tomar decisiones, de hacer negocios con ellos, al tratar con los clientes; todo es más pausado y a la vez la paciencia que ellos transmiten es la que debes tener, si no, ¡te puedes volver loco!”
Aunque Edward tiene muchas experiencias curiosas, hay una en particular que se le ha quedado. Sucedió durante un viaje de lo más extraño: “Tuvimos una reunión de negocios a unas dos horas en tren bala desde Beijing y luego unas cuatro más en coche. La reunión resultó ser conocer al cliente, quien nos ofreció baijiu, nos estrechamos las manos y nos fuimos”. Pero, el resultado fue bueno, pues el cliente lleva un año trabajando con ellos.
Aunque no conocemos cuán importante fue el papel del baijiu, Edward explica que: “En mi país, una simple llamada o conferencia en Skype te ahorra este proceso. Pero en China, como los negocios se basan más en las relaciones personales, el primer paso es muy importante. Por eso es tan difícil para muchas empresas venir aquí a expandirse”.
Fuera de los negocios, lo mejor que ha encontrado en China es a su novia, una surcoreana que ha estado a su lado, tanto en las buenas como en las malas. “Además, hacerse un traje es muy barato” bromea Edward y agrega en un tono igualmente alegre que hacer amistad con otros extranjeros es bastante sencillo. “La calidad de vida social hace todo más fácil” resume. “Además, la comida es muy variada y he probado una cantidad de vegetales que desconocía”.
El joven ha visto mundo: ha paseado por Corea del Sur, Filipinas y Malasia, sin contar los países europeos donde ha estado. Sin embargo, China se distingue de ellos: “Evidentemente y lógicamente no es lo mismo viajar o hacer turismo que vivir en un país. Yo vengo de una ciudad de un millón y medio de habitantes, que ya es grande para mí, pero no es nada comparado con lo que tiene Beijing. La forma en que consumen es brutal, algo que nunca había visto. Se puede notar cuanto lujo hay y que es muy normal”. Algo que lo ha impactado y hecho querer a China de un modo especial han sido sus templos.
Aunque aún es muy pronto para pensar en irse y saber lo que China le dejará, a nivel profesional Edward explica que: “China ha desarrollado en mí un espíritu emprendedor, las facultades de liderazgo para guiar nuevos negocios y trabajar en un equipo internacional. También a luchar contra la adversidad y tomar decisiones importantes cada día con ganas, flexibilidad, paciencia e iniciativa propia”. Además también le gustaría llevarse a su novia, agrega cándidamente.
Sólo ha vuelto a Barcelona una vez. Encontró todo en su mismo lugar: sus amigos siguen siendo sus amigos y tampoco ha perdido nada de lo que dejó temportalmente. Sin embargo, Edward explica que se siente “de alguna forma extraño. Siento que China, en especial Beijing, se ha ganado un lugar como mi segunda casa y es una sensación que tengo cuando vengo volando de vuelta: siento que voy de regreso a mi casa”.
A pesar de la distancia, Edward encuentra tiempo para ayudar a su hermano, quien es dueño de una tienda en línea líder en plantas carnívoras, CarnívorasLand (http://carnivorasland.com/), donde se puede encontrar una gran variedad de productos de este sector.
Antes de prepararse para su próximo viaje de negocios, nuestro entrevistado se despide dejando este mensaje: “ Conozcan mundo. No se pueden quedar con lo que ya tienen, hay que ir a buscar más e ir a por lo que no tienen, a por lo que nos da miedo y que no se conformen. Pero sobre todo, que viajen y conozcan otros países y gente de otras culturas, pues es allí cuando te haces más fuerte”.