Según Lorang Konchok, quien se declaró culpable de asesinato, actuó instruido por la camarilla del Dalai para usar su estatus e influencia en el templo e incitó, instigó y coaccionó a otros para que se prendieran fuego con la ayuda de su sobrino.
Antes de que las víctimas consumaran el sacrificio, Lorang Konchok anotó sus datos individuales y familiares y tomó fotos para ellos. Una vez cometida la autoinmolación, envió inmediatamente dicha información a la camarilla del Dalai mediante un teléfono móvil.
La "guía" pretende "estandarizar y sistematizar el rito de la autoinmolación para manipularlo en el futuro como si se tratara de una cadena de montaje" y así conseguir ser "más eficiente", según lo establecido por el Dalai Lama.
La "guía" supone una bofetada para algunas fuerzas occidentales, que durante años habían pintado al Dalai Lama como un modelo de la resistencia "no-violenta" para así dividir y constreñir a China.
Después de las autoinmolaciones ocurridas, dichas fuerzas no sólo siguieron ignorando deliberadamente los hechos, negando los crímenes cometidos por la camarilla del Dalai y acusando al gobierno chino de haber empujado a la muerte a estas personas con sus políticas, sino que además mostraron simpatía y "preocupación" por aquellos criminales encarcelados, según dicta la legislación china, por apoyar a los instigadores de las autoinmolaciones.
La publicación de esta "guía", que expone la participación criminal de la camarilla del Dalai en la incitación y maquinación de las autoinmolaciones así como la motivación política tras ellas y sus planes para seguir orquestando más muertes en el futuro, ha dejado en evidencia a sus amos occidentales.
¿Por qué ha escogido la camarilla del Dalai este preciso momento para publicar la "Guía para la autoinmolación? La respuesta es que sus integrantes más radicales están deseseperados.
Según el Canadian Sing Tao Daily, la camarilla del Dalai solía instruir de manera incansable a sus seguidores diciéndoles: "Suponed que recurrimos a la violencia para conseguir nuestro objetivo. Necesitaremos armas y munición en primer lugar, pero ¿quién nos las venderá? Y en caso de encontrar quien nos las venda, ¿de dónde sacaríamos el dinero? Incluso si tuviéramos el dinero y las armas, ¿cómo podríamos introducir esas armas en China a través de la frontera? La CIA ya nos las trajo por avión, pero eso queda en el pasado, y no volverá a repetirse."
La camarilla del Dalai aprendió de sus errores: ya que usar la violencia abiertamente para conseguir la "independencia del Tíbet" no había funcionado, lo mejor era adoptar la "Vía del Camino Medio", por la que puede engañar al mundo y seguir luchando por la "independencia del Tíbet" indirectamente.
Sin embargo, esta treta política no ha cosechado ningún resultado desde su urdimiento, e incluso fueron ellos mismos quienes bloquearon los canales de comunicación y contacto con el gobierno central.
Hasta ahora, el complot para manipular las autoinmolaciones y presentarlas ante el mundo como "la más alta expresión de la resistencia no violenta" ha sido su estrategia, pero está condenada al fracaso. Todo esto ha agudizado la impaciencia de los extremistas, llevándoles a publicar esta "guía" con la esperanza de que este fuego maligno consiga alguna victoria antes de que se extinga.
Otro de los motivos detrás de la publicación de esta "guía" es que las autoinmolaciones no han despertado en la comunidad internacional la reacción que esperaba la camarilla del Dalai. Pese a la simpatía que les profesan, los poderes occidentales no osan arriesgarse a manchar su imagen política o perder su legitimación moral apoyando abiertamente la manipulación de las autoinmolaciones, que no son más que otra manifestación encubierta de violencia y terrorismo. (Contin