El jefe del "gobierno en el exilio" se lamantaba: "Hubo una autoinmolación en Túnez que se calificó como el catalizador de la Primavera Árabe. ¿Cómo puede ser que se nos haya concedido menos apoyo que el que presenciamos en el mundo árabe?", informó el New York Times el 3 de febrero.
Un comentario en la Red de Noticias Chinas revelaba la verdad: "De hecho, las autoinmolaciones de los tibetanos muy raramente han recibido apoyo por parte de la comunidad internacional".
Es difícil de imaginar cómo la comunidad internacional podría conceder su visto bueno a unos actos tan inhumanos y brutales. El gobierno chino no crea condiciones que animen a los tibetanos a autoinmolarse y, por lo tanto, no se le puede culpar.
Los países occidentales entienden las circunstancias de fondo en que se producen las autoinmolaciones, por lo que absteniéndose de condenarlas ya le están haciendo un gran favor al "gobierno en el exilio".
La camarilla del Dalai intentó que se produjesen más autoinmolaciones mediante la publicación de la "guía", con el propósito de despertar una mayor compasión entre la comunidad internacional. Sin embargo, lo que estos actos han conseguido es que se reconozca la ferocidad y la locura de la camarilla del Dalai y que algunas potencias occidentales le retirasen su apoyo.
La "guía" constituyó un intento de chantaje político al gobierno chino, pero acabó por ser en vano.
Si la conspiración para conseguir la "independencia del Tíbet" fracasó en 1959 a través de la confrontación militar y la rebelión armada, ¿cómo se va a lograr mediante la instigación a una pobre gente a que se queme?
De hecho, gracias a los esfuerzos conjuntos a todos los niveles de los gobiernos locales llevados a cabo en los lugares de los incidentes, la frecuencia de las autoinmolaciones ha disminuido y se ha puesto en evidencia el papel de la camarilla del Dalai a la hora de manipular tales actos. Muchos criminales, cuyas acciones merecen el desprecio del pueblo, han sido llevados ante la justicia.
Todo esto muestra la impopularidad de la camarilla del Dalai en China y la popularidad del gobierno chino. El gobierno vencerá la batalla contra las autoinmolaciones siempre que no mantenga unas esperanzas irreales en la camarilla del Dalai ni en la buena disposición de algunas fuerzas occidentales, sino que mantenga la situación bajo control en base a sus propios medios.
La fantasía de la camarilla del Dalai, según la cual cada autoinmolación pone más presión sobre el gobierno chino, terminará siendo altamente contraproducente. Al contrario, cada uno de estos casos se ha convertido en un crimen sanguiento más que la camarilla del Dalai ha cometido sobre su propia etnia.
Algunos de los acólitos de la camarilla del Dalai, entre ellos los conspiradores de la "guía", dijeron en repetidas ocasiones a la gente que la autoinmolación era un tipo de "protesta pacífica", y esperaban recibir la misma atención que los vendedores en Túnez. Así que, por favor, aprendeos vosotros mismos la guía primero tal y como los cibernautas os han pedido. Y si no os atrevéis a quemaros, por favor, dejad ya tanto disparate.
Tal y como dijo Lu Xun, un famoso escritor chino: una persona que está viva no tiene ningún derecho a persuadir a otra para que muera. Así que hacedlo vosotros mismos primero si creéis que morir es una idea tan buena.