(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Hace 10 años, los extranjeros en China eran tan raros como los pandas en gran parte del país. La capacidad del canadiense Mark Roswell para hablar el chino fluidamente terminó por catapultarlo al estrellato nacional bajo el nombre de Da Chan, debido a que la gente quedaba sorprendida de que un extranjero pudiera hacerlo. La mayoría de los extranjeros que vivía en las ciudades del país se conocían entre ellos y existían estrictas restricciones sobre dónde podían vivir y trabajar.
Una década más tarde, ciudades como Beijing son, literalmente casi irreconocibles. En la capital, distritos enteros de nuevos rascacielos dominan el horizonte, mientras que los ubicuos barrios de hutong (callejones tradicionales) están tan amenazados que se encuentran bajo protección legal. Los extranjeros están acudiendo en masa a la ciudad, en muchos casos no solo para estudiar el lenguaje y la cultura china, sino también en busca de las oportunidades económicas, y ya no es difícil encontrar aquí mejor comida occidental que en muchos de las pequeñas ciudades de las que algunos provienen. Los taxistas esperan que todo extranjero que recojan hable un poco de chino.
Con los rápidos cambios y el desarrollo económico de China, la situación en las principales ciudades puede ir en distintas direcciones.
Eurocolapso
En un caso, si el poder económico de China continúa creciendo y Occidente no puede revertir la situación de su deprimida economía, o quizás tropiece debido al colapso del euro o una crisis similar, los extranjeros en las principales asentamientos urbanos del país pueden llegar a padecer la misma discriminación que los inmigrantes latinoamericanos enfrentan en lugares como Los Ángeles.
Muchos trabajarán en puestos poco cualificados o en áreas con bajos salarios. Algunos correrán a los restaurantes de comida rápida de Estados Unidos que funcionan en cada barrio y pequeño pueblo. Otros serán niñeras, amas de llave, trabajadores manuales o profesores de inglés. En muchos casos ellos no podrán encontrar mejores oportunidades a causa de su incapacidad para hablar bien el chino.
Crisol global
Otra posibilidad para la China de 2023 es que algunas de las ciudades de primer nivel se conviertan en centros multiculturales como Londres, Toronto o Nueva York.
Con solo montar en el metro usted podrá ver un arcoíris de colores de piel y gente de distintos orígenes hablando distintos idiomas.
Gente de todas partes del mundo se sentirá atraída por el trabajo tecnológico, las industrias creativas y los negocios, o simplemente estudiar la rica cultura china. Los extranjeros podrán ocupar puestos de trabajo clave en muchas industrias y la creciente riqueza china reclutará a los mejores talentos del planeta. Ya sea en un autobús público o en una oficina, un rápido vistazo a la gente a tu alrededor no haría más evidente si se está en Vancouver, San Francisco o Shanghai.
Las principales ciudades serán un tablero de ajedrez con una diversa gama de barrios como el Pequeño Portugal o la Pequeña América, pero ellos estarían bien integrados en el conjunto.
Próxima generación
En 2023 China entrará probablemente en alguno de estos ejemplos. Se parecerá mucho a la China de hoy, solo que los extranjeros estarán mejor integrados y hablarán bien el chino.
La primera generación de personas con uno o dos padres extranjeros que ha crecido en la República Popular China está llegando a la mayoría de edad e incorporándose a la fuerza de trabajo.
En 10 años, su influencia se hará sentir mucho más. Debido a su fluidez bicultural, ellos estarán en condiciones de integrarse mejor en las organizaciones chinas y encontrar formas de introducir lo mejor de las ideas extranjeras de una manera que sea útil y aceptable en el contexto chino.
El punto de vista de estas personas será extremadamente valioso en términos de productividad y visión.
Entre los occidentales que crecieron en China y los retornados chinos que pasaron mucho tiempo en Occidente, la demanda de talento extranjero comenzará a disminuir.
Contracultura
Muchos de los occidentales que se trasladan a China tendrán un buen dominio del lenguaje, por haber comenzado a estudiar la lengua en la universidad o en el bachillerato. Solo los turistas y la generación más vieja de extranjeros no conocerán el idioma.
Muchos extranjeros vienen con la intención de construir una vida aquí y emigrar. Cientos de barrios de moda como Gulou estarán dominados por los ciudadanos de otros países.
Ellos serán parte de una floreciente contracultura que influirá en Chin, como Harlem en su apogeo o París en la margen izquierda del Sena.
A partir de este panorama, China verá los primeros éxitos de su segunda generación de novelistas, estrellas del pop y críticos sociales que escriben en chino, como Amy Tan, Fran Sinatra y Noam Chomsky en Estados Unidos.
Los extranjeros con tarjeta de residencia se integrarán a la sociedad, tendrán voz en el sistema educativo y ocuparán cargos en el Gobierno, las universidades y las empresas chinas.
Los extranjeros que se trasladarán a las ciudades de 2º, 3º y 4º nivel serán considerados al principio como exóticos, pero los ciudadanos chinos crecerán a la espera de que cada pequeño pueblo tenga restaurantes de comida foránea, escuelas en inglés y pubs irlandeses.