El número de visitantes a la Ciudad Prohibida llega a más de 14 millones cada año, lo que causa una presión sin precedentes en la protección de las reliquias culturales, el mantenimiento de las antiguas arquitecturas y la seguridad de los turistas. Y se requiere una regulación razonable a través de una legislación especial. Además, como el Palacio Imperial se sitúa en el centro de Pekín, la protección no se limite solo a la Ciudad Prohibida, sino también la Oficina de Censor, el Templo de Dagaoxuan, Duanmen, y zonas alrededores como el Templo Ancestral Imperial, Altar y Jingshan.