El Emperador y la montaña

Este proverbio expresa lo difícil que resulta para el poder central controlarlo absolutamente todo. La extensión de China y su ingente población, unido a una centralización del poder muy marcada, otorgan a esta expresión toda su razón de ser.

Por Manuel Pavón Belizón

山高皇帝远

‘La montaña es alta y el Emperador está lejos’

Este proverbio expresa lo difícil que resulta para el poder central controlarlo absolutamente todo. La extensión de China y su ingente población, unido a una centralización del poder muy marcada, otorgan a esta expresión toda su razón de ser.

Esta distancia entre el poder centralizado y su ámbito de aplicación es especialmente relevante a la hora de afrontar problemas como la corrupción. La autoridad central y las leyes que de ella emanan pierden fuerza y poder de coerción a medida que se alejan de su fuente, como la onda provocada al lanzar una piedra al agua.

Una decisión aprobada en Pekín no siempre cuenta con todo a su favor para llegar a ser aplicada, por ejemplo, en una comarca del remoto este de Guizhou: por el camino hay numerosos factores y obstáculos que dificultan su aplicación efectiva y los oficiales locales, lejos de los centros de poder, se sienten más libres para ejercer su autoridad sin ningún tipo de control.

Ciertamente, la cercanía de la autoridad central tampoco garantiza al cien por cien la ausencia de corrupción -el reciente caso del ministro chino de Ferrocarriles, acusado de tráfico de influencias, es un claro ejemplo de que la corrupción es posible incluso en las instancias más elevadas.

Los grandes escándalos de corrupción –como el del citado ministro- suelen generar más ruido mediático, pero son los pequeños casos que se producen a un nivel administrativo más básico los que más malestar generan en el ciudadano de a pie y los que socavan de una forma más profunda la confianza de la ciudadanía en las autoridades.

El jubilado que no percibe el aumento de su pensión porque el dinero enviado a tal fin no llega a ser distribuido por la administración local o el pequeño propietario rural que recibe coacciones para abandonar sus tierras por parte de constructores con la connivencia de las autoridades del lugar, cuentan con razones de peso para desconfiar de las instituciones.

En 2010, según Xinhua, unos 146.517 funcionarios públicos fueron procesados y castigados por casos de corrupción. De entre ellos, una buena porción suele corresponder a casos ocurridos en las administraciones locales y comarcales. Por ejemplo, en la provincia de Hubei, los casos de corrupción detectados en las instancias más bajas de la administración desde 2002 han supuesto el 44 por ciento del total.

Recientemente, algunos medios oficiales han dado cuenta de los esfuerzos de las autoridades para restringir el poder de los oficiales a nivel local y comarcal y señalaban el “exceso de centralización” de los nombramientos y las competencias como uno de los factores que alimentan la corrupción en dichos niveles administrativos de base.

Por ello, sería necesario seguir avanzando en la reforma política y aumentar la participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones y en las labores de supervisión de los funcionarios locales.

La clave está en acercar la fuente del poder a su área de aplicación. Un funcionario será menos propenso a utilizar y abusar de su autoridad si su fuente de legitimidad está más cerca. El sistema de elección directa que ya funciona en algunas aldeas y pueblos de China ha dado buenos resultados y debería ser reforzado y extendido para que los residentes puedan tener un control amplio sobre sus gobernantes, acercando al ‘Emperador’ y la ‘montaña’ y reduciendo así la distancia que da espacio a la corrupción para campar a sus anchas.

Palabras clave : corrupción nivel local participación directa ciudadanos

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