Por Manuel Pavón Belizón
PEKÍN - La pujanza del sector de las energías renovables en China ha dado y dará mucho que hablar. No se trata de un discurso triunfalista vertido desde las altas instancias del gobierno; numerosos foros y medios de comunicación internacionales se hacen regularmente eco del enorme desarrollo de este sector en el país asiático.
Especial atención se le presta en Estados Unidos, donde el desarrollo de las energías renovables se ve permanentemente secuestrado por las grandes compañías energéticas; expertos y medios estadounidenses miran con una mezcla de envidia, admiración e impotencia a China y su fulgurante desarrollo en el sector y constatan que Estados Unidos está perdiendo oportunidades: Obama, en su discurso sobre el estado de la Unión, habló incluso de “momento Sputnik” para Washington y del riesgo de quedarse a la zaga en un sector que, a juzgar por la coyuntura energética mundial, tiene visos de convertirse en clave.
En China, por el contrario, el gobierno parece haberse percatado hace ya tiempo del potencial estratégico del sector y es consciente de que el futuro del país dependerá en parte de su habilidad para dejar atrás su dependencia del petróleo y del carbón.