“Baja estatura, poco peso e ingesta inadecuada de ciertos nutrientes son los factores que en conjunto se denominan ‘malnutrición’. Para los niños en edad escolar, que están en la fase crucial para desarrollar un cuerpo y una mente sanos, la malnutrición supone un duro golpe”, cuenta ma Guansheng, director del Instituto de Nutrición y Seguridad Alimentaria dependiente del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China.
“Por ejemplo, el hierro es esencial para mejorar la memoria. Si los estudiantes tienen problemas de atención y concentración, suele ser una consecuencia de la falta de hierro en su dieta, no porque tengan mal comportamiento”, explica Ma.
Cuando China eliminó los impuestos agrícolas hace varios años, los ingresos de los gobierno locales se redujeron y la alimentación de los niños en las escuelas redujo su presupuesto. Por ello, el gobierno central trasladó los fondos para los 9 años de educación obligatoria en las áreas rurales a sus finanzas públicas, incluyendo un subsidio para los estudiantes internados con menos recursos.
No obstante, el número de niños que recibe tal subsidio es “relativamente escaso” comparado con el de otros países donde se aplican políticas similares, según Lu. En 2010, el gobierno chino gastó más de 10 mil millones de yuanes (1.500 millones de dólares) en ayudar a 12,25 millones de estudiantes pobres para que pudieran alimentarse mejor. Entretanto, en Brasil unos 30 millones de niños se beneficiaron de una política similar, y el número alcanza los 120 millones de niños en la India.
Para más inri, algunas escuelas públicas gastan el dinero de los fondos de subsidio -2 yuanes al día por persona para los estudiantes de primaria- en contratar a cocineros, en vez de proporcionar mejor comida. Otros reparten el dinero entre los estudiantes –tanto los internados como los que sólo acuden de día.
“Los estudiantes de día no tienen mejores condiciones de salud que los internados, por eso el subsidio debería incluir a ambos grupos”, estima Lu.
Chen Chunming, profesora y funcionaria retirada del Ministerio de Sanidad, cree que “no es suficiente con que el gobierno entregue más fondos”. Según Chen, “los costes varían según la provincia, en línea con los diversos precios de los alimentos. Por ello, el mejor método es ayudar a los niños directamente con comida, en vez de entregar una cantidad fija de dinero”.
Chen sugiere que el gobierno publique unos estándares sobre nutrición para que las escuelas públicas lo sigan. “Cada estudiante debería recibir dos comidas al día, asegurando así que reciben una ingesta suficiente de huevos, verduras frescas, soja y carne”, opina Chen.