spanish.china.org.cn | 19. 06. 2019 | Editor:Eva Yu Texto

Expo de Horticultura transmite al mundo el sueño verde de China

Palabras clave: Expo de Horticultura , China

 

 

Por Jorge Fernández

 

La Expo Internacional de Horticultura es una invitación extendida por China para que todos monten en Beijing el prototipo de un jardín verde y hermoso que sirva como guía para la construcción de una civilización ecológica.

 

La Expo Beijing 2019, a la que asisten representantes de 110 países y organizaciones internacionales, encierra la aceptación universal de que solo con el trabajo de todos la humanidad de hoy edificará una sociedad ecológica.

La muestra hortícola internacional crea conciencia en torno al equilibrio que hay entre la ecología de la Tierra y el futuro de la civilización humana, e incorpora a la comunidad de naciones para que trabaje conjuntamente en aras del mantenimiento, el fortalecimiento y la perennidad de este equilibrio que hoy, tristemente, es endeble.

El enfoque que China tiene sobre este respecto es de una claridad tácita: solo con un desarrollo verde sostenible el pueblo chino disfrutará el fruto del proceso de reforma iniciado hace ya 40 años. El Partido Comunista de China ha prometido que en los dos próximos años completará la materialización de una sociedad modestamente acomodada en China. Y si bien la feliz conclusión de este apoteósico plan está más allá de toda duda, su mantenimiento y perfeccionamiento están condicionados a la protección y mejora del medio ambiente.

Pese a que hay una aceptación generalizada de que el medio ambiente debe protegerse, la realidad es que no todos los gobiernos del mundo emprenden los trabajos para echar a andar un desarrollo sostenible permanente. Y de cara a las calamidades ecológicas que atestiguamos en el día a día, metáforas como las que hay implícitas en la Expo de Beijing 2019 deben difundirse y descodificarse: La participación de todos es fundamental para hacer del planeta un jardín floral hermoso y multicolor.

El presidente de China, Xi Jinping, tocó un tema en el discurso inaugural de este evento que bien vale la pena citar: “El equilibrio general de la ecología de la Tierra se debe mantener, para que el cielo estrellado, las exuberantes montañas y la fragancia de las flores perduren y para que las generaciones futuras puedan disfrutar de ellas como de la prosperidad material”. Esto es, todos los esfuerzos ahora emprendidos para generar bienestar a las personas serán en vano si no podemos garantizar que nuestros hijos, las generaciones futuras, disfrutarán de todo aquello por lo que estamos trabajando.

El pensamiento del mandatario chino para la construcción de una civilización ecológica encierra la explicación a los trabajos que hoy China emprende para proteger el medio ambiente. El concepto gira en torno a la inquebrantable armonía que pende de la relación entre el hombre y la naturaleza, bajo el entendido e implacable advertencia de que cualquier daño, desequilibrio o atentado contra esta relación acechará y asestará tarde o temprano un letal golpe contra la humanidad.

Es así que los países desarrollados y en vías de desarrollo deben observar que al tiempo que impulsan el desarrollo económico y social, también deben hacer afanosos trabajos para proteger los recursos naturales y mejorar la calidad medioambiental. El concepto de una “China Hermosa”, presentado en el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China, encarna la fuerza motriz y la sustancia espiritual que estimula la necesidad de edificar una civilización ecológica para todos.

Es en este contexto que el discurso pronunciado por el presidente Xi Jinping reviste un importante significado: “Solo mediante esfuerzos conjuntos podremos gestionar de forma efectiva los problemas ambientales que aparecen a nivel mundial, como el cambio climático, la contaminación marítima y la protección biológica, y conseguir los objetivos que se marcan en la Agenda para el Desarrollo Sostenible para el 2030 de las Naciones Unidas”.

Una desvinculación de las tareas que corresponden a la sociedad de hoy equivale a dar la espalda a los compromisos que tenemos con las generaciones futuras. ¿Qué mundo entregaremos a nuestros hijos? ¿Qué respuesta ofreceremos a las futuras generaciones si hoy fracasamos en construirles un mundo verde? Todo trabajo en aras del desarrollo no puede ejecutarse sin repensar el entorno en el que vive y coexiste la sociedad humana. Ignorar este principio irrumpe no solo en el medio ambiente, sino que transgrede la armonía que debe existir entre generaciones.

La construcción de una civilización ecológica no puede recaer en uno o en unos pocos. Por el contrario, es una tarea cuya materialización exitosa conduce a la continuidad de la civilización humana. La armonía entre el ser humano y la naturaleza no distingue razas, nacionalidades o demarcaciones geográficas. El equilibrio descansa en un enfoque racional y científico del desarrollo, uno que ofrezca a los pueblos del mundo una mejor vida sin irrumpir o alterar la belleza del mundo natural que alberga a los seres humanos.

La Expo Internacional de Horticultura es una invitación extendida por China para que todos monten en Beijing el prototipo de un jardín verde y hermoso que sirva como guía para la construcción de una civilización ecológica. Un planeta verde es la herencia más fértil y exuberante que podemos entregar a nuestros hijos y a las generaciones del mañana.

 

 

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