Después de que el Partido Comunista de China (PCCh) detallara la meta nacional de construir una sociedad modestamente acomodada en una forma generalizada, surgieron preguntas sobre cómo le irá al país en 2020 y el impacto que tendrá en el mundo.
Los optimistas prevén mayor productividad y eficiencia y una democracia más amplia. Los pesimistas advierten sobre males sociales domésticos que podrían tener graves efectos en la segunda mayor economía del mundo. Otros, con una confianza reservada, se mantienen escépticos.
Cualquiera que sea el tipo de trayectoria de desarrollo que tome China durante los ocho años próximos, el Congreso Nacional actual del Partido, y con nueva dirigencia que será instalada la semana próxima, es un acontecimiento sobresaliente por su potencial de cambiar a China y al mundo.
POTENCIAL Y BENEFICIOS
Como el índice de urbanización del país superaba levemente el 50 por ciento en 2011, en comparación con el 39,1 por ciento de 2002, las ciudades chinas registrarán una llegada constante de migrantes rurales en la próxima década. Esto generará una demanda de infraestructura y de servicios públicos.
Se prevé que el creciente apetito de China de energía y materias primas inyecte impulso al desacelerado mercado de mercancías a granel del mundo. Actualmente, China es el mayor consumidor mundial de aluminio, cobre, mineral de hierro y algodón.
Ungad Chadda, vicepresidente superior de la Bolsa de Valores de Toronto, un líder mundial en finanzas mineras y energéticas, considera al proyecto de China para 2020 como una buena noticia y está fascinado por la construcción de infraestructura bajo la guía de los líderes chinos.
Otros elementos de activación del mercado relacionados con la meta de China para el 2020, dijo Chadda, incluyen la naciente clase media y el creciente poder de consumo de los chinos.
Morgan Stanley China ha pronosticado una década dorada para el consumo de China. Para el 2020, las ventas minoristas totales del país equivaldrán a dos terceras partes de las de Estados Unidos y constituirán 12 por ciento del agregado mundial, dijo.
Para muchos chinos, el mercado mundial ya no es un concepto vago.
Ge Haoxin, un delegado del congreso del Partido de la ciudad de Fuyang en la provincia de Anhui, este de China, cree que su negocio de producción de semillas puede contribuir a la estabilización del mercado mundial de productos agrícolas.
Después de cosechas récord durante ocho años consecutivos, China ha presenciado un máximo inusual de importaciones de granos este año, lo que generó especulaciones en el mercado sobre su creciente dependencia en el mercado mundial.
De enero a septiembre, las importaciones chinas de cereales (arroz, trigo, maíz y cebada) llegaron a más del doble a 11,43 millones de toneladas, elevando el volumen total de importaciones de productos agrícolas a 83.600 millones de dólares USA, 24,5 por ciento más que el mismo periodo del año pasado.
El déficit en el comercio de productos agrícolas de China aumentó a 38.260 millones de dólares USA en los nueve meses, 61,9 por ciento más anualmente, de acuerdo con estadística del Ministerio de Agricultura.
China, que sufre restricciones por su creciente población y recursos de tierra agrícola limitados, debe incrementar la inversión en agricultura para satisfacer la creciente demanda de cultivos de granos, opinan analistas del sector.
China tiene desventajas en comparación con otros importantes productores de granos, como Australia, Estados Unidos y Brasil, en términos de tierra de cultivo y de recursos hídricos per cápita, dijo Ge
"Si el Partido sumple su compromiso de nutrir la agricultura con los recursos obtenidos de la industria y facilita la innovación en tecnologías agrícolas, creo que podemos contribuir más a la oferta interna de granos y a la estabilidad del mercado mundial de productos agrícolas", afirmó.
AMBICIONES Y DESAFIOS
El PCCh no tiene ninguna intención de contener las ambiciones económicas del país. Continuará considerando al desarrollo económico como la tarea principal.
En el congreso previo del PCCh en 2007, se estableció la meta de cuadruplicar para el 2020 el producto interno bruto (PIB) per cápita del año 2000. En el congreso actual, el Partido anunció que aspira a duplicar para el 2020 el PIB y el ingreso per cápita tanto de los residentes urbanos como rurales.
El delegado Zhang Yuyan, jefe del Instituto de Economía y Política Mundiales de la Academia de Ciencias Sociales de China, dijo que el proyecto de 2020 muestra el espíritu pragmático del Partido y el principio de hacer bien su propio trabajo.
Esforzarse por mejorar el nivel de vida de la población cuando la productividad de China es baja es una prueba que enfrenta el Partido, afirmó.
China se ubicó en el sitio 77 de 213 economías en 2011 con un ingreso nacional per cápita de 4.940 dólares USA, de acuerdo con datos del banco mundial. El promedio mundial fue de 9.491 dólares USA el año pasado.
En los 30 años pasados, China ha reducido su población pobre de 250 millones a 26,88 millones, convirtiéndose en el primer país en cumplir la meta de desarrollo del milenio de la Organización de las Naciones Unidas de reducir a la mitad la población pobre.
El año pasado, el gobierno chino elevó el umbral de la pobreza del país a 2.300 yuanes, lo que incrementó la población pobre del país a 100 millones.
Si China logra reestructurar la economía basándose más en el consumo interno y en el desarrollo tecnológico, el reequilibrio de la economía mundial será una tarea menos ardua, dijo.
Ante el creciente costo de la mano de obra, China no puede conformarse con su gloria pasada de ser la "planta de manufactura" del mundo. Debe promover sus ventajas comparativas a través de la cadena de valor mundial por medio de una mayor productividad.
La productividad y eficiencia mayores también pueden contener el consumo de energía y recursos de China, lo que disminuirá la presión sobre el medio ambiente que ejerce una economía mundial en expansión, dijo Zhang.
Para el 2020, la emisión de dióxido de carbono del país por unidad de producto interno bruto caerá entre 40 y 50 por ciento con respecto al nivel de 2005.
William Ratliff, un investigador del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford, dijo que la próxima dirigencia de China necesita recordar el pragmatismo de Deng Xiaoping para aclarar las condiciones actuales que Deng ni siquiera pudo haber imaginado. También deben dictar nuevas reformas para enfrentar esas condiciones.
Eso significará una amplia reestructuración de las ideas e instituciones políticas y económicas de China. Necesitará emancipar la mente de las personas para innovar y ampliar las opciones para políticas que aborden lo que demuestren ser los desafíos domésticos y mundiales del futuro.
Si el mando de los líderes del Partido disminuye y una muestra representativa más amplia de individuos y grupos es consultada para analizar, formular y aplicar las políticas, esos desafíos serán enfrentados más productivamente, dijo.
El analista sobre China Robert Kuhn de Estados Unidos dijo que el país debe realizar una reforma sustancial en un amplio espectro. Una reforma demasiado rápida causará alteraciones, dijo.
El dijo que la liberación doméstica y la participación cada vez más constructiva en los asuntos políticos y económicos mundiales elevarán las relaciones de China con el mundo.
Lo que puede hacer que los líderes chinos ganen el crédito del mundo incluye una demostración de prácticas medioambientales sólidas, la universalidad de ideas esencialmente confucionistas como existencia armoniosa, orientación de grupo, civismo público y justicia distributiva, afirmó. Fi