Con la reelección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos y con la pronta elección de una nueva dirigencia del Partido Comunista de China (PCCh), llega el momento adecuado para que la Administración Obama reconsidere su política sobre China.
Han pasado más de tres décadas desde la normalización de relaciones entre China y Estados Unidos, en las cuales se ha logrado un progreso significativo en todas las esferas, incluyendo política, economía, antiterrorismo e interrcambios entre personas.
Las relaciones entre los dos países se han convertido en unas de las más importantes en el mundo, y en cierta medida, estas relaciones pueden ayudar a decidir mejor el futuro del orden mundial.
El ímpetu del desarrollo de China parece que continúa, dado que el país ha mostrado más certeza en política con la próxima elección de una nueva dirigencia del PCCh y su constante apego a la política directriz de la reforma y apertura. La creciente estabilidad política salvaguardará el desarrollo del país.
En su informe presentado hoy en la inauguración del XVIII Congreso Nacional del PCCh, el líder chino Hu Jintao pidió profundizar la reforma y la apertura de manera integral, la política directriz introducida en 1978 que dio lugar al desarrollo integral del país.
Hu también prometió duplicar en 2020 el producto interno bruto registrado en 2010 en el país. Si se logra el objetivo, lo cual es bastante prometedor, la disparidad económica entre China y Estados Unidos, la mayor economía del mundo, se reducirá en gran medida.
Sin embargo, el desarrollo de China depende enormemente de un ambiente internacional pacífico y sólido, lo cual es uno de los objectivos clave de la política exterior del país, y también es uno de los más importantes intereses comunes entre China y Estados Unidos.
La reelección de Obama puede garantizar la continuidad de la política estadounidense hacia China. En los últimos cuatro años, han crecido la cooperación y los intercambios entre ambos países.
Al mismo tiempo, Estados Unidos no está cómodo con el crecimiento de China, que es la razón de que haya surgido una retórica anti-China en la campaña presidencial y parte de la razón de la estrategia de Estados Unidos de regresar a la región de Asia Pacífico.
De hecho, sin importar quién haya sido elegido presidente, la política exterior de Estados Unidos a nivel estratégico siempre ha demostrado un alto nivel de consistencia. Las políticas de contención o compromiso han sido utilizadas hacia China, y Estados Unidos opta entre las dos principalmente con base en su percepción de que China es una amenaza para él.
Hu Jintao reiteró hoy que el país seguirá inquebrantablemente el camino del desarrollo pacífico y continuará enarbolando el estandarte de la paz, el desarrollo, la cooperación y el beneficio mutuo y que luchará por defender la paz mundial y promover el desarrollo común.
La cooperación entre los dos países puede ayudar a la comunidad internacional a mantener el orden mundial y a enfrentar los desafíos comunes como el terrorismo, el cambio climático y la turbulencia económica, entre otros.
Asimismo, sin la participación de China, la comunidad internacional no puede resolver algunos temas que son de una elevada naturaleza política, como el problema nuclear de la Península Coreana y la cuestión nuclear iraní, entre otros.
El año 2012 está presenciando grandes acontecimientos en los dos principales países, pero es momento de que Estados Unidos reconsidere su estrategia hacia China a largo plazo y eso significa que se comprometan por un mundo más pacífico y más próspero. Fi