(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – El poder económico de los países que componen el denominado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) continúa aumentando y entre los cinco acumulan ya el 18 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y el 40 por ciento de las reservas monetarias del planeta, reveló un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado este jueves.

Con el 40 por ciento de la población mundial, estas economías emergentes han experimentado un crecimiento importante y sostenido en la última década y soportado mejor que las grandes potencias del mundo desarrollado los embates de la crisis financiera internacional.

Las buenas políticas económicas aplicadas por los países emergentes en las últimas décadas representan el 60 por ciento de su éxito ante la actual coyuntura, y el resto se debe al menor impacto de las crisis internas y externas, calculan los expertos, tras revisar estadísticas de los pasados 60 años y en particular de los dos recientes decenios.

Mientras economías como las de Japón, Estados Unidos, Grecia, Italia, Portugal e Irlanda acumulan una deuda bruta que supera en estos momentos el 100 por ciento de sus respectivos PIB, el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica acumulan reservas, mantienen una política de lucha contra la inflación y contra los desequilibrios en la cuenta corriente, así como una flexibilidad monetaria que les ha permitido preservar su margen de maniobra.

No obstante, los expertos del FMI señalan que, “para resguardarse de shocks futuros, los BRICS tendrán que reconstituir sus defensas y restituirle a la política económica la libertad de acción necesaria para responder a los posibles impactos”.

El mejor comportamiento de este grupo de países obedece a la experiencia acumulada en los últimos 20 años, subraya el Fondo, que ve razones además para creer que esa situación perdurará, a menos que ocurra otra recesión mundial.

Los expertos del FMI advierten en su estudio que “existe un riesgo significativo de que las economías avanzadas vuelvan a sufrir una desaceleración marcada o de que vuelvan a surgir vulnerabilidades internas”, si bien reconoce que “hay razones para ser optimistas”, puesto que “el margen de maniobra (...) es más amplio, gracias a la disminución del nivel de inflación y al fortalecimiento de la posición fiscal y externa”.