(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – China está pasando de ser la fábrica global a ser el gran banco del mundo, una oportunidad que no debe desaprovechar el Gobierno del futuro presidente de México, Enrique Peña Nieto, para atraer por lo menos una cuarta parte de la inversión que el país asiático proyecta en América Latina, afirmó el presidente del Consejo de Administración Latin-Asia, Simón Levy, en entrevista con Notimex.

Para Levy la desaceleración que está experimentando la economía china es intencional y responde al interés de sus autoridades de dejar atrás el estereotipo de megafactoría y convertirse en uno de los principales inversionistas globales, especialmente en sectores como infraestructura, energía y turismo.

China necesita colocar el excedente de liquidez de 70.000 millones de dólares logrado en una década con la captación de Inversión Extranjera Directa, ahorros e índices macroeconómicos, por lo que, más que una caída, como señalan algunos analistas, atraviesa un proceso de desaceleración normal en un contexto de caídas en todo el mundo.

Esta situación, explicó, obliga a China a definir estrategias como “la política de salir a invertir en el extranjero”, por lo que el crecimiento del país va dejando de depender exclusivamente de sus exportaciones y conceda un mayor peso a las inversión más allá de sus fronteras.

Aunque reconoció que el alza de los salarios y la situación laboral en China, unido al clima recesivo a nivel mundial, han propiciado que la economía nacional haya crecido dos puntos porcentuales menos que hace dos años, Levy señaló que “ya quisiera cualquier país crecer a ritmos del 7,5 y 8 por ciento”.

México, que en opinión del ejecutivo no ha sabido encauzar bien sus relaciones con China y apenas ha conseguido atraer una pequeña parte de los 50.000 millones de dólares que los inversionistas chinos han dedicado a la América Latina y el Caribe.

El Gobierno electo de Peña Nieto, una vez asuma el poder, recomendó, debe crear las condiciones para que se pueda invertir cada vez más en ciencia y tecnología y contar con empleos de mayor calidad, así como con proyectos de infraestructura con asociaciones público-privadas.

“Es fundamental atraer proyectos de inversión entre entidades públicas y privadas entre ambos países”, subrayó y destacó también la importancia de provocar una ola de inversión en turismo y crear una política de Estado.

Este, advirtió, “es un gran momento de provocar inteligencia comercial y reorientar nuestra política industrial para que México pueda vender a China” y dejar de pensar solo en el tequila y el nopal.

México podrá insertarse de esta forma, de manera exitosa, en la relación para el crecimiento en el sector energético, con la transformación de la economía de manufactura a una de conocimiento.

Al referirse al papel de Latin-Asia en este contexto, Levy explicó que, en coordinación con la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recientemente inauguraron la primera cátedra extraordinaria México-China.

Durante los siguientes cinco años, ese proyecto atraerá a cinco talentos nacionales o extranjeros, uno por año, para generar investigaciones en México sobre la forma como se debe entender lo que significa China en el siglo XXI y desarrollar y activar de esta forma una más positiva relación con el país asiático.

La cátedra consiste en apoyar por un año a un seleccionado, es decir que en los cinco años habrá cinco seleccionados mediante un concurso internacional, cuyas investigaciones serán respaldadas con gastos de transportación, de investigación, publicación y divulgación.

Los temas son ciencia y tecnología, economía, política, turismo, desarrollo urbanístico. El administrador de la cátedra será el Centro de Estudios China-México dirigido por la Facultad de Economía de la UNAM.