Suzhou, de la provincia de Jiangsu y en el este de China, es una ciudad histórica y cultural y tiene fama en el mundo por sus jardines elegantes y ríos y colinas hermosos. El pueblo dice: “Los jardines al sur del río Yangtsé son los mejores bajo el cielo y los de Suzhou son su crema y nata”.
Los jardines clásicos de Suzhou se originaron de los del Rey del Estado de Wu, del siglo VI antes de nuestra era. El jardín privado más temprano es el Pijiangyuan, del siglo IV de nuestra era en la dinastía Jin del Este. Más tarde, con el correr del tiempo aumentó el número de jardines. En las dinastías Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), Suzhou era la zona más próspera de China y tenía muchos jardines privados dentro y fuera de la ciudad. En el periodo de mayor prosperidad, del siglo XVI al siglo XVIII, en Suzhou había más de 200 jardines, de los cuales hoy subsisten varias docenas en buen estado. De ahí el buen nombre de Suzhou: “Paraíso Terrenal”.
El Zhuozhengyuan (Jardín del Administrador Humilde), el Liuyuan (Jardín de la Demora), el Wangshiyuan (Jardín del Pescador con la Red) y el Huanxiu Shanzhuang (Villa Montañosa Huanxiu), que son los más típicos de los jardines clásicos de Suzhou, vieron la luz en la época de pleno desarrollo de los jardines privados en la localidad. Gracias a sus conceptos profundos, estructuras finas, artes elegantes y ricas implicancias culturales, son dignos representantes de los jardines clásicos de Suzhou.
Arte expresionista de aguas y colinas
En China la jardinería comparte un mismo origen de larga historia con la literatura y la pintura, en particular recibió influencia de la obras de pintura de ríos y montañas a tinta y de estilo expresionista de los letrados de las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279) y, por lo tanto, son modelos de imitación de la pintura tradicional en términos de arquitectura. En el proceso de su evolución los jardines chinos han formado dos grupos importantes: jardines imperiales y jardines privados. Los segundos están concentrados en Beijing y sus inmediaciones y, de los segundos los más típicos se encuentran en Suzhou. Debido al estatus político, económico y cultural y condiciones naturales y geográficas diferentes, los dos tipos de jardines tienen rasgos distintos también notables en cuanto a la magnitud, la distribución, el estilo y los colores. Los jardines imperiales llevan ventaja en tamaño, regularidad, magnificencia y densidad, pero los jardines privados de Suzhou sobresalen en pequeñez, irrestrictez, finura, elegancia y expresión. Debido a que estos jardines atribuyen mayor atención a la armonía y coordinación entre la cultura y el arte, los jardines imperiales en su última etapa de desarrollo se prestaron a absorber muchos elementos expresionistas de los jardines privados en lo que al concepto, la arquitectura y el contenido de interés humano se refiere.
Condiciones de habitar y ambiente de vivir amenos
Los jardines clásicos de Suzhou, integrados con las viviendas, se prestan a la admiración, la visita y el alojamiento. Esta forma de arquitectura es una creación del hombre en las ciudades densamente pobladas y carentes del paisaje natural, a objeto de buscar la armonía con el mundo natural e intentar hermosear y mejorar el entorno de vivir. Los cuatro jardines clásicos mencionados --el Zhuozhengyuan, el Liuyuan, el Wangshiyuan y el Huanxiu Shanzhuang--, dotados de una gama completa de edificios en buen estado, exhiben de manera total y sistemática la distribución, el modelado, el estilo, los colores, la decoración, los muebles y los utensilios propios de los jardines clásicos de Suzhou. Siendo obras representativas de la arquitectura popular de las zonas al sur del Yangtsé en las dinastías Ming y Qing, reflejan la alta civilización del hábitat de estas zonas en dicho periodo, puesto que en su tiempo influyeron en el estilo de arquitectura de las ciudades del sur e impulsó a acercarse a ella el diseño, la composición, la distribución, la estética y las técnicas de construcción de los edificios del pueblo, encarnando de este modo el nivel de ciencia y tecnología y los logros del arte de su época en la urbanización.
Ricos contenidos sociales y culturales
Una de las peculiaridades de los jardines clásicos de Suzhou es que son portadores de la ideología y cultura tradicionales de China, además de ser productos históricos. Esto se manifiesta en los nombres, rótulos, dísticos, tinteros, esculturas y decoración de sus salones y en sus plantas y colinas artificiales, los cuales no solamente son trabajos de arte delicados sino que también contienen un gran cúmulo de mensajes históricos, culturales, de pensamiento y ciencia, ya en lo material o espiritual. Algunos de ellos reflejan y divulgan la filosofía confuciana, budista y taoísta y las corrientes de su pensamiento, predicando los preceptos de vida y ayudando a cultivar un noble espíritu; y otros se valen de poemas antiguos para ambientar y realzar el paisaje, de suerte que el visitante o morador convierte lo visto en sentimiento, se impresiona por la belleza de los jardines y adquiere satisfacción en lo espiritual. Al mismo tiempo, los manuscritos de los calígrafos afamados de diversas épocas, conservados en los jardines, son obras de arte preciosas y poseen alto valor de reliquia. Por otro lado, la arquitectura de los jardines viviendas de Suzhou sirve para conocer y estudiar el modo de vida y ocio, el rito y las costumbres del pueblo del sur en la antigüedad.
En años recientes la arquitectura de los jardines de Suzhou ha empezado a divulgarse al extranjero. Por ejemplo, el Pabellón Mingxuan en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York es una copia del Pabellón Dianchunyi del Wangshiyuan de Suzhou; y el Jardín Zhongyuan en el Parque Central de Vancouver, Canadá, se construyó imitando los jardines de la dinastía Ming en Suzhou. Todo ello demuestra que la arquitectura de los jardines tradicionales de esta ciudad se está promoviendo y marchando sobre el mundo. Prueba de lo cual es el hecho de que nueve jardines de Suzhou, a saber, el Zhuozhengyuan, el Wangshiyuan, el Liuyuan, el Huanxiu Shanzhuang, el Langcangting, el Shizilin, el Yipu, el Ouyuan y el Tuisiyuan, han sido incluidos ya en los Patrimonios Culturales Mundiales por la UNESCO.
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