A principios de 2003, una epidemia inesperada – la neumonía atípica ( el SARS ) arrastró toda China. En el curso de varios meses, el diablo venenoso el SARS infectó la salud de 5.327 personas en la parte continental de nuestro país ( incluidos 969 trabajadores de sanidad ) y quitó la vida a 349 personas. La catástrofe afectó a 266 distritos y ciudades ( y regiones ). El turismo, la hostelería, el transporte, el comercio y otras muchas ramas sufrieron un impacto desastroso.