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Avances

En 1900, China no contaba con nada referente a la ciencia y tecnología modernas y tan sólo menos de 10 chinos dominaban el cálculo infinitesimal. Pero transcurridos 100 años ya es capaz de mandar una astronave sin tripulante “Shenzhou” al espacio y recuperarla con éxito. Se considera que el desarrollo chino en ciencia y tecnología en ese período no ha tenido precedentes en la historia. Habiendo entrado en el siglo XXI, ha disminuido aún más la distancia entre el nivel chino y el mundial en cuanto a estudios y desarrollo de nuevas tecnologías; China ha logrado que el 60% de sus tecnologías se acerque al nivel mundial, y el 25% de ellas, aunque todavía por debajo del nivel avanzado del mundo, ha obtenido adelantos significativos en relación con su punto de partida.

Los 10 años finales del siglo pasado fueron el período en el que se produjeron esos cambios trascendentales. En julio de 1993 se promulgó la Ley del Progreso de la Ciencia y la Tecnología de la República Popular China, estableciendo de manera relativamente completa las metas de desarrollo, las funciones, la financiación y el sistema de premios en este terreno, y convirtiéndose así en la norma fundamental para el desarrollo concerniente. En 1995, el Gobierno chino planteó la estrategia de “revigorizar el país mediante la ciencia y la educación”, que desempeña un gran papel propulsor. El contenido principal de esta estrategia radica en lo siguiente: guiados por el pensamiento de que la ciencia y la tecnología constituyen la primera fuerza productiva, es necesario persistir en tomar la educación como lo fundamental, colocar la ciencia y tecnología y la educación en una posición importante del desarrollo económico y social, aumentar la fuerza real científica y tecnológica, así como la capacidad de transformar los adelantos de este campo en fuerzas productivas efectivas, elevar la cualificación científica, técnica y cultural de todo el pueblo, trasladar la construcción económica a la órbita de apoyarse en los avances científicos y técnicos y acrecentar la prosperidad y florecimiento de la sociedad.

En los últimos 10 años, el volumen de financiación y el de gastos en ciencia y tecnología y las sumas transferidas por la hacienda del Gobierno Central al respecto han experimentado un aumento considerable. En 1993, esa transferencia fue de 22.600 millones de yuanes; en 2001, 70.300 millones de yuanes. En el mismo período, el volumen nacional de financiación pasó de 67.600 millones de yuanes a 258.900 millones de yuanes y sus gastos reales, de 62.300 millones de yuanes a 231.300 millones de yuanes. En 2002, las inversiones en ciencia y tecnología continuaron creciendo y los gastos para estudios y desarrollo científicos y técnicos fueron de 116.100 millones de yuanes, significando el 1,13% del PBI, el nivel más alto hasta ese entonces, lo que colocó a China en las primeras filas de los países en vía de desarrollo.

Es palpable el incremento de los recursos humanos en el campo de la ciencia y la técnica. Si en 1985 China tenía 1.290.000 científicos y técnicos, en 2002, poseía 21.860.000 en las diversas especialidades de las entidades empresariales e institucionales, cuatro veces por encima de la cifra de 1978. Más de 400.000 chinos han ido al extranjero para estudiar y avanzar en conocimientos, desde 1978, de los que más de 100.000 han vuelto al país, convirtiéndose en una fuerza vertebral de las diferentes áreas científicas y tecnológicas. De entre los académicos de la Academia de Ingeniería de China, más del 50 han regresado del exterior en los últimos 10 años.

A partir de 2002, la estrategia de desarrollo científico y tecnológico elaborada por el Estado viró de la anterior, basada en el seguimiento e imitación, a la actual que tiene como fundamento la independencia creativa y el desarrollo tecnológico quemando etapas, y ha comenzado a prestar atención a la conquista de los puntos altos del mundo. De acuerdo con un plan estatal, para el año 2010 se habrá fundado preliminarmente un nuevo sistema estatal de innovación acomodado a la estructura de economía de mercado socialista y a la ley objetiva de desarrollo propio de la ciencia y la tecnología; los gastos para la investigación y desarrollo científicos de toda la sociedad representará más del 2% del PBI; habrá conseguido notables éxitos la construcción en dominios como condiciones básicas, estructura de innovación científica y tecnológica y cultura innovadora del Estado; las construcciones de bases de investigación científica importantes habrán alcanzado el nivel avanzado mundial. Para el año 2020, se habrá establecido un sistema estatal de innovación relativamente perfecto, los gastos en las investigaciones y desarrollo científicos de toda la sociedad habrán alcanzado el 3% del PBI y su competitividad científica y tecnológica se contará entre las primeras del mundo.

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