En China todo el poder pertenece al pueblo. Los órganos por medio de los cuales éste ejerce el poder estatal son la Asamblea Popular Nacional y las asambleas populares locales de los diversos niveles. Por eso, el sistema de asambleas populares se ha convertido en el sistema político fundamental de China, o sea, en su régimen político. Sus características básicas son: amplia representatividad como forma básica en que el pueblo administra el Estado; practicando los principios del centralismo democrático se asegura, por una parte, que el pueblo disfrute ampliamente de sus derechos democráticos y, por la otra, garantiza la centralización y unificación de los poderes estatales; bajo el requisito del ejercicio unificado de los poderes estatales por las asambleas, se separan claramente los poderes ejecutivo, judicial, fiscal y la dirección de las fuerzas armadas del Estado, lo que permite que los organismos administrativos, judiciales, fiscales y demás órganos del Estado trabajen en forma coordinada y con unidad de criterios.
Los diputados a las asambleas populares se eligen de manera democrática, responden ante el pueblo y se someten a su supervisión. Provienen de los diversos sectores sociales, regiones, etnias, clases y capas sociales, por eso poseen amplia representatividad. Proceden del pueblo y mantienen estrechas relaciones con las entidades electoras y con los electores, por eso conocen las opiniones y demandas del pueblo. Al discutir las políticas y orientaciones del Estado en las asambleas populares, los diputados pueden exponer plenamente sus opiniones y pueden presentar interpelaciones al gobierno del mismo nivel, así como a los departamentos subordinados. Los organismos interpelados deben contestarles con todo sentido de responsabilidad. Los electores y las unidades electoras tienen derecho para destituir a los diputados elegidos por ellos mismos, siguiendo los procedimientos establecidos por la ley.