En el largo proceso del desarrollo histórico, debido a las diferencias ambientales, condiciones sociales, grado de desarrollo económico y otros aspectos, cada etnia ha ido configurando sus propias costumbres en la comida y en el vestido. Para los han el arroz y la harina de trigo son bases de su alimentación, prefieren verduras, legumbres, carnes, pescados y huevos, y prestan mucha atención al arte culinario; los uigures, kazakos y uzbekos prefieren la carne de bovino y de carnero, comen el arroz con la mano y los pasteles nang; los mongoles se inclinan por la carne de bovino y el carnero, y gustan del té con leche; a los coreanos les gusta comer el dagao, tallarines fríos y vegetales encurtidos; a los tibetanos les gusta comer zanba, beber té preparado con mantequilla y chang, una especie de cerveza elaborada con qingke; los li, gin y dai gustan de masticar nueces de areca. En cuanto al vestuario, las mujeres manchúes usan el qipao; la etnia mongola, su túnica peculiar y botas de caña alta; la etnia tibetana, su túnica típica con cinturón y botas; las mujeres yi, miao y yao lucen sus faldas de “cien pliegues” y llevan adornos de oro y plata; los uigures llevan un pequeño gorro de cuatro lados con adornos bordados; las coreanas se visten con ropas blancas, de ahí que a la coreana se le conozca como “etnia de ropa blanca”.
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