Según Xue, profesor de la Universidad de Nankai y asesor de la Asociación de Baladistas Chinos, las actuaciones de Ma, que gozaban del favor de públicos de todos los niveles, eran una encarnación del espíritu de la cultura tradicional china (ej: el camino dorado) según lo describen las Analectas de Confucio, considerado por algunos como la Biblia de la China tradicional.

Ma Sanli creció en una familia de famosos artistas de diálogo cómico, entre ellos su padre y abuelo, cuyas actuaciones trascendieron por su estilo. En 1929, con 15 años de edad, Ma se hizo aprendiz de Zhou Deshan para aprender el arte del diálogo cómico. En aquel entonces la cultura plebeya se popularizaba en las regiones costeras – tras darse a conocer entre las dinastías Song, Yuan, Ming y Qing – e influyó en gran medida el estilo de Ma.

En escena, Ma sabía sacar todos los matices de los personajes, con frecuencia absurdos y exagerados, con los cuales transmitía un espíritu trágico entre notas humorísticas.

Según envejecía, Ma perfeccionaba su capacidad de provocar profundas reflexiones mediante sus monólogos.

El profesor Xue realizó una interesante comparación entre los estilos y actuaciones de Ma y Hou Baolin, otro afamado artista del género:

"Hou y Ma eran los principales de su especialidad, en lo cual andaban parejos. De hecho, tras graduarme de la Universidad de Pekín, fue Hou quien me presentó a Ma, a la sazón radicado en Tianjin, y el que me alentó a especializarme en su estilo de actuación y su técnica. La razón era simple: durante su vida Hou admiró a Ma de una forma rayana en la adoración.

"A diferencia de Hou, cuyas actuaciones eran de corte clásico y en tercera persona, Ma proponía diálogos en primera persona, de modo que se percibiera la “fealdad” de lo convencionalmente hermoso, como se aprecia en sus obras Comprando Monos, Encuentro con el Diablo y La Grúa Amarilla. El conocido artista de diálogo Jiang Kun comenta que el "diálogo cómico es el arte de divertir a otros y las actuaciones de Ma sacaban al público una risa fuera de los normal, algo inimitable.”

Las obras de Ma contienen una reflexión sobre los sentimientos del hombre común. Como solía decir, la vida real es la fuente de todo arte. En lugar de simplemente hacer muecas al público, el diálogo cómico debe llegar al corazón de las cosas para obtener inspiración.

Con sus actuaciones sencillas, Ma se ganó la admiración del pueblo. De las masas obtenía su salud, según propia confesión. En 1984, cuando su esposa agonizaba, Ma tuvo que asistir a una función pendiente. Sintiéndose culpable más tarde, decidió colocar una lápida al lado de la tumba de quien en vida fue su compañera, como forma de compensar el haber dado prioridad a sus actuaciones por encima de otras cosas importantes en su vida.

Ma Sanli dijo en una ocasión: "Sólo el público es capaz de juzgar el nivel de un artista de diálogo cómico. Nunca olvidaré a mi fiel público. Nadie osará negar que el éxito de la carrera de estos artistas descansa en la amplitud y devoción de su público.”