Mucho tiempo atrás, el dios Dago estaba perdidamente enamorado de Wolo Semo, diosa muy bella, y le regaló un espejo que había bruñido haciendo uno del viento y la luna. Pero debido a la intromisión de un diantre, se le deslizó de la mano y se rompió contra el suelo, convirtiéndose en 114 lagos espejeantes, como joyas incrustadas en las montañas y los bosques. De ahí la hondonada de ensueño Jiuzhaigou, como de los cuentos de hadas. ¡Pero qué tan hermosa es la historia! Jiuzhaigou, localizada en el distrito homónimo en la prefectura autónoma de las etnias tibetana y qiang de Aba, provincia de Sichuan y a más de 400 km de Chengdu, capital de la provincia, ostenta la geomorfía de lagos represados de carbonato en valles de entre montañas, debe su nombre a las nueve aldeas de tibetanos asentadas en el lugar y ocupa una superficie aproximada de 620 km cuadrados. La mayoría de los sitios de interés se hallan en las tres cañadas principales de forma “Y”. Algunos visitantes resumen el paisaje en cinco maravillas: lagos esmeraldinos, cataratas montañas unas sobre otras, bosques multicromos, picos nevados y encanto tibetano. (más)

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