Sólo después de pisar tierra de Xinjiang, uno sabe lo inmenso que es el terreno de China, y después de visitar Ili, conoce lo bello que es Xinjiang. Este dicho no es una exageración.
Al bajar del avión, puedes sentir una brisa fresca, nada de frío, una sensación muy cómoda, y por la noche se puede ver claramente unas nubes flotando en el cielo, lo que deja a la gente admirarse de lo singular y privilegiado que son el clima, la geografía y el medio ambiente de Ili. Dotada de condiciones favorables, no es nada de extraño que Ili está llena de oasis y sin desierto, lo cual es un caso único en toda Xinjiang.
Según se dice, en el pasado aquí abundaban frutas silvestres, de allí su nombre de “valle de frutas”. Este valle ostenta una belleza sorprendente, pues la corriente rápida, las montañas de color verde con sus distintos tonos, el cielo azul, el pasto exuberante y las nubes blancas hacen un poema y una pintura inigualables.
(08/09/2005, CIIC)
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