China ha hecho un verdadero milagro mundial con la creación de bosques desde los años 50 del siglo XX. La reforestación alcanza 46,67 millones de hectáreas, un 26% de la extensión mundial de bosques artificiales, ocupando el primer lugar. La cobertura forestal ha llegado al 16,55%, con un doble aumento, el de la superficie forestal y el del volumen acumulado de reservas madereras. China ha sido incluida por el Programa de Medio Ambiente de la ONU en la lista de los 15 países con mayores reservas forestales del mundo.
De 1998 a 2001, el Gobierno Central invirtió 42.700 millones de yuanes en la protección del manto vegetal de las zonas del centro y del oeste, con subsidios a los campesinos del lugar para estimular la transformación de las tierras excesivamente roturadas en bosques y praderas. La devolución de tierras labrantías al bosque se ha desarrollado ampliamente en 25 provincias, regiones autónomas y municipios bajo jurisdicción central, obra que en 2003 significó
11,27 millones de hectáreas, y que ha obtenido resultados preliminares. En algunos lugares, se ha reducido la pérdida de agua y la erosión de la tierra. Otra medida eficaz radica en el proyecto de protección de bosques naturales iniciado en el año 1998, proyecto que exige el cese en todo el país de la tala de árboles en esos bosques. En numerosos lugares los obreros que se dedicaban a la tala se han convertido en guardias forestales.
De acuerdo con las metas planteadas en un informe de investigación de la estrategia de desarrollo sostenible de la silvicultura, para el año 2050 la cobertura forestal de China será del 28%, con un aumento neto de 110 millones de hectáreas pobladas de árboles.
La desertización constituye uno de los problemas más graves de China en el ecosistema y medio ambiente. Los 2,62 millones de kilómetros cuadrados de tierras desertizadas superan en mucho la superficie total de las tierras labrantías del país, representando el 27% del territorio nacional. Pese a que el fenómeno ha sido puesto bajo control en algunas zonas, se extiende la desertización a un ritmo de 3.000 kilómetros cuadrados por año.
La Administración Estatal de Silvicultura ha empezado a poner en marcha un plan de prevención y tratamiento de la arena, proponiéndose contener básicamente la tendencia de la ampliación de la desertización para el año 2010; en el año 2030, sobre la base de la consolidación de los resultados del tratamiento del período anterior, se empezará a reducir año tras año la superficie desertizada; en el año 2050, será básicamente tratada toda tierra desertizada susceptible de ser tratada bajo las condiciones del momento, para terminar construyendo un ecosistema relativamente perfecto en las zonas de desierto.