El señor Li, pese a su avanzada edad de los 93 años, vive una vida muy dinámica y moderna. Durante años de su juventud había sido miembro del Ejército de Voluntarios del Pueblo chino, y más tarde para ganarse la vida había vendido pesticidas contra ratones y había recogido basuras, hasta un día de su vejez, cuando fue empleado como modelo desnudo por el Instituto de Bellas Arte, donde su vida cambió completamente. En su tiempo libre, el hombre, con una cara surcada de arrugas y las blancas y largas barbas, suele jugar su teléfono, el ordenador y leer los periódicos. Tiene un pensamiento bastante flexible y le encanta bromear. Ahora reside junto con una jóven de 24 años, la cuál fue abandonada por su padre.Señor Li la acepta y la toma como nieta y una compañera de la vida.