Chamberlain es un artista frustrado que, cuando vio que la pintura y la escultura no eran sus fuertes, cogió un camino mucho más accesible para hacer arte: cortar cristales. Así se decidió a crear hace dos años The Jewel of the Universe, un proyecto que requería kilos y kilos de paciencia, puesto que se basaba en reproducir el mapa físico del mundo a partir de pequeños trozos de cristal, que luego complementaría con LEDs. Así que durante seis meses se dedicó únicamente a cortar vitrales en porciones diminutas. Los siguientes 21 meses de su vida colocó todos esos cristales, unos 330 mil, encima de una lámina de metacrilato de 3.18 metros de ancho y 2.18 metros de alto. Su única ayuda fueron unas pequeñas pinzas. Durante el larguísimo proceso de creación, Chamberlain tuvo que aprender a obrar con su mano izquierda, ya que la derecha amenazaba con lesionarse después de meses de trabajo. Durante esos más de dos años, todas las horas que Chamberlain tuvo libres las invirtió en el mosaico.